Rozalén: «Es necesario saber de dónde vienes para saber hacia dónde vas»

La cantante encara el final de su gira 'El abrazo', que supondrá un parón musical indefinido

Rozalén, Fangoria, Coque Malla y Miss Cafeína actuarán en el Festival del Patio+Metrópolis 2025

Carátula de su último disco 'El abrazo' rozalén

La voz de Rozalén llega este sábado a Alcalá de Guadaíra dentro del Festival Metrópolis, que recorrerá varias localidades de la provincia de Sevilla reuniendo distintas propuestas musicales. En el teatro, en la plaza o en un auditorio lleno, da igual: donde se planta Rozalén, ... siempre hay una noche de euforia. Y en esta parada andaluza no será distinto. Sobre el escenario Rozalén se presentará con la gira 'El abrazo', un proyecto que ha recorrido este verano buena parte de la geografía española. El espectáculo, bautizado con el mismo nombre que su último álbum, está construido como un nuevo sonido: canciones nuevas que hablan de los vínculos, de la pausa, de mirarse hacia dentro y de querer bien, envueltas en una puesta en escena cálida, casi íntima, pese a la magnitud de los escenarios que pisa.

Pero lejos de limitarse a presentar su nuevo repertorio, la artista manchega ha tejido un concierto que es también un repaso por su historia: en cada parada vuelven a resonar esas canciones que ya son patrimonio sentimental de quienes la han acompañado desde el principio, himnos que han marcado hitos en su carrera y que ahora conviven con sus composiciones más recientes, como si el presente se diera la mano con el pasado para recordarle al público por qué se enamoró de su música.

Esta cita tiene un sabor especial. Quien suba al escenario del Teatro Auditorio Ribera del Guadaíra lo hará con la serenidad de quien se prepara para echar el freno y parar su carrera durante un tiempo, aunque cueste. «Sé que al principio lo voy a pasar mal, porque es normal, llevamos mucho tiempo expuestos a mucha dopamina y serotonina. Entonces habrá un poco raro de entrada… pero precisamente no quiero pensar en nada», confiesa.

Rozalén habla de un parón voluntario, un tiempo que se debe a sí misma tras años de gira, focos y carretera. «Lo que más voy a echar de menos seguramente sea girar. Me gusta mucho mi trabajo, el contacto con la gente, el movimiento de las giras, pero es que tengo que dormir», dice entre risas, con esa naturalidad que la caracteriza. ¿Será un silencio creativo o el germen de un nuevo sonido? Ella misma no lo sabe ni quiere anticiparse: «Mi propósito es precisamente ese: a todo estoy diciendo que no. Y ya se verá, ya se verá».

Un sonido que muchos esperan que vuelva pronto a inspirar a esta artista que nunca ha separado su biografía de su obra. En sus canciones habitan el amor, la memoria histórica y las raíces que la sostienen. «Yo estudié psicología social, entonces es normal que quiera escribir del amor en todas sus vertientes, también de lo que pasa en el mundo. La memoria es importante para mí por lo que se ha vivido en mi casa y es necesario saber de dónde vienes para saber hacia dónde vas. Hay que saber lo que hemos vivido y aprender de ello para honrar a nuestros ancestros», explica. En ese viaje emocional hacia la memoria, su música se convierte en espejo. «Voy cantando mi vida y voy cantando también lo que observo», resume.

Le propongo un reto: elegir una sola canción para presentarse ante quien nunca la haya escuchado. Y aquí Rozalén se lo piensa bien. «Es muy difícil con una sola canción, porque el conjunto de la obra es lo que me define. Si elijo una, puede sonar muy nostálgica; si elijo otra, demasiado divertida. Quizás 'Girasoles', porque tiene un poquito de todo. Pero yo diría que hay que escuchar un poquito de todo».

Bulo en redes sociales

Entre luces y sombras, la artista ha tenido que enfrentarse en redes a una situación surrealista: un bulo recurrente sobre su supuesta muerte. Lo cuenta con ironía, aunque no sin matices. «Ahora se está difundiendo en TikTok sobre todo, porque en Twitter llevan tres años matándome. Esto surgió como una broma en un pódcast, y yo me lo tomo con humor porque me gusta el humor absurdo y negro, pero claro, imagínate leer todos los días un 'descansa en paz'».

Al principio le costó: «Los primeros días lo pasé regular, tuve que avisar a mi gente. Venía de un año de enterrar a muchos seres queridos y eso abría muchos debates sobre el límite del humor con la muerte». Ahora lo relativiza, pero también lanza una advertencia: «Lo que me preocupa es el acoso que pueden sufrir los adolescentes. Si alguien en esa edad recibe una broma así, no creo que nadie lo parara. Y eso es jodido». Con una risa, acaba por quitarle hierro: «Si es verdad que soñar con tu muerte da años de vida, yo voy a durar 30.000 años».

Y así es como espera su público que sea, eterna. Igual de eternas son esas ganas del concierto en Alcalá de Guadaíra que se presenta, por tanto, como una celebración y, al mismo tiempo, una despedida temporal. Rozalén no promete certezas sobre su futuro, pero sí entrega absoluta en el presente. Ese será el regalo que deje en el escenario: canciones que son memoria, confesiones en voz alta y la complicidad de quien canta para todos como si lo hiciera solo para ti.

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