CRÍTICA DE MÚSICA
De Pasión a Resurrección con la música de Artefactum
Como todos los años, el grupo de música medieval sevillano Artefactum nos ha presentado un programa que reúne música religiosa de sus códices más icónicos.
CARLOS TARÍN
Sevilla
FeMÀS 2024.
- Programa: 'Quadragesima. Música del medievo en torno a la Cuaresma'. Obras de Alfonso X el Sabio y el resto anónimas.
- Intérpretes: Artefactum. Alberto Barea (canto y orlos), César Carazo (canto y viola medieval), Carmen Hidalgo (canto y violas), José Manuel Vaquero (canto, organetto y zanfoña), Ignacio Gil (flautas dulces, oboe de cápsula y gaita) y Álvaro Garrido (percusión).
- Lugar: Teatro Turina
- Fecha: 23/03/2024
Llevan con nosotros casi treinta años (en noviembre los cumplirán) apostando por la música medieval hecha desde aquí, con la complicidad primera del rey Alfonso X el Sabio, enterrado en la Capilla Real de la Catedral de Sevilla, y que desde el ... Alcázar hispalense mandó componer las Cantigas de Santa María, e incluso se sostiene que algunas de ellas sean debidas a su mano. Y de ahí vendría el interés del grupo por otros repertorios medievales, contando siempre con renovadas reproducciones de instrumentos de época, teniendo muy en cuenta los que aparecen en el libro de las Cantigas, un códice con el mayor número de representaciones de tales instrumentos medievales y por tanto, de modelo para la construcción de copias.
También ha cuidado el grupo siempre la puesta en escena, reducida en esta ocasión a velas de diferentes tamaños y a juegos con la luz para significar la espiritualidad de las piezas que se cantaron. En este caso, el mismo título del programa ya nos anticipaba su carácter principal, 'Quadragesima' (Cuaresma). Pero empezaron por dos danzas medievales, 'Ductias', de ritmo vivo, a cargo de la flauta, a la que arropó el resto del conjunto. Ignacio Gil posee una emisión limpia, penetrante y muy afinada, así como una articulación rigurosa que nos encanta, cualidades que comparte con distintos instrumentos, como las chirimías.
Prosiguió José Manuel Vaquero anticipando la interpretación de una cantiga, 'Non deve null' home desto per ren dultar', añadiendo que estas no pueden faltar en los programas de Artefactum, En este caso sería de loor (de alabanza), que las reservan para programas especiales como este. Introducido y luego sustentado por el organetto de Vaquero, tal vez fue el momento más espiritual de la velada, con las luces abajo y el solo titilar de las velas. La voz de Alberto Barea defendió la cantiga con una voz que busca la naturalidad, la delicadeza y el afecto, a la vez que el recogimiento y la reflexión.
No puede falta tampoco en el repertorio, sea de Navidad o Cuaresma, el Laudario de Cortona, en esta ocasión con dos piezas alusivas a este tiempo: 'De la crudele morte de Cristo' y 'Plangiamo quel crudel basciare'. En la primera oímos la voz de César Caranzo también con tendencia a una impostación muy rebajada y una naturaleza diríamos más encrespada. A su lado destacó la viola de Carmen Hidalgo, con su canto también muy claro, terso y emotivo.
Tampoco faltan en sus recitales los 'Carmina Burana', aunque esta vez no aquellos cantos de naturaleza lenguaraz, sino los que adoptaron una forma de conductus, como 'Dic, Christe Veritas' (Dime, Verdad de Cristo) con las voces sobre texturas homofónicas, de movimiento divergente/convergente, a las que se sumó la flauta, todo un reto porque no es nada fácil.
Tras una divertida danza instrumental, las oscuridades se fueron disipando, alcanzando el 'Códice de las Huelgas', del que empezamos oyendo el 'Resurgentis domini' a tres voces, esta vez contando con la voz de Hidalgo, que debe rondar la tesitura de mezzo, con lo cual y desde un registro básicamente central, se acopló desde un punto de vista tímbrico a las voces de sus compañeros de manera muy convincente. El 'Aleluya' concentró fuerzas, convirtiéndolo en un solo clamor.
Y sin solución de continuidad se lanzaron al 'Rex eterne maiestatis', una secuencia que interpretaron todos, creemos que al unísono. Y que al cantar la gloria divina en majestad alcanzaban el Domingo de Resurrección, naturalmente con patrones muy rítmicos y la intervención de todos los instrumentos.
Ya fuera de programa y como propina, interpretaron las Saetas del Silencio nº 2 y nº1, en ese orden, sin más luz que la que iluminaba sus atriles con las partituras.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete