Beret, el rapero sevillano que triunfa en el pop patrio

Es verdad que el cantautor, un auténtico ciclón en cuanto a reproducciones en Internet (¡más de seis millones de escuchas mensuales en Spotify!), se ha alejado bastante de las coordenadas primigenias de su música, pero no menos cierto es que no ha perdido sus raíces artísticas (terminó la cita rapeando a capela), algo que queda manifiestamente patente en su característico fraseo, único en el pop de nuestro país por sus claras influencias raperas, y que puede que incluso haya creado un nuevo subgénero a caballo entre los estilos antes mencionados, difuminando las fronteras cada vez menos robustas existentes entre el rap y el pop.

Algo de más de 2.000 personas se dieron cita en la Plaza de España, una cifra que sorprende si se tiene en cuenta el gran momento del joven hispalense –cumplió 27 años el pasado domingo– y que hace menos de dos años metió a 8.000 personas en el ahora defenestrado Auditorio Rocío Jurado.

Beret protagonizó un espectáculo en el que se percibió un importante trabajo previo con su banda para que las canciones sonaran muy distintas a como lo hacen en las versiones originales de estudio e, incluso, a otros conciertos anteriores.

El primer subidón vino de la mano de la enérgica 'Si por mí fuera', recibida con una festiva ovación por parte del público, a la que siguieron temas conocidos como 'El día menos pensado', 'Te estás olvidando de mí', 'Cóseme' y 'Ojalá'. En medio de esta vorágine de éxitos, Beret hizo una parada para invitar al escenario a un amigo, de nombre Ale y habitual trabajador del festival como controlador técnico. El hombre también animó a subir a su pareja, a la que dedicó unas sentidas palabras antes de arrodillarse y pedirle matrimonio anillo en mano. Ovación cerrada.

Puede que el anglicismo 'mainstream' eche para atrás a no pocos melómanos cuando escuchan hablar de Beret, pero anoche demostró que ese prejuicio hacia su propuesta no es más que eso, un prejuicio, porque el artista hispalense exhibió un repertorio que, con un amargo deje de vulnerabilidad y lágrimas, destacó por unas letras que resultan admirables por su buena pluma y por poseer todo el encanto del arte y toda la tristeza de la vida.

Un ejemplo de estos rasgos de su música se pudo disfrutar anoche en 'Mátame', creación de hace poco más de un mes, y su éxito internacional 'Lo siento', el himno que lo encumbró en España y Latinoamérica hace cuatro años y con la que anoche abrochó su concierto ante un público extático durante la hora y media que duró el espectáculo.

En el debe de su actuación, una práctica que por desgracia se está poniendo de moda en los últimos tiempos. En el segundo tema del show, 'Diablo', perteneciente al último disco del sevillano y que en su versión original es interpretada con Estopa, cuando llegó el turno de David Muñoz (vocalista del dúo catalán), sin rubor alguno, se pulsó el botón de play y se simuló un dúo. Esta recurrente maniobra, en la recta final volvió llevarla a cabo con 'Porfa no te vayas' (con la voz en off de los colombianos Morat), desnaturaliza y desvirtúa el espíritu de un concierto, esa magia que solo la música en directo es capaz de alcanzar en cotas supremas.

Por suerte, sí completó solo 'Sueño', pieza grabada en su disco 'Prisma' junto al malagueño Pablo Alborán, y el pelotazo 'Vuelve' (sin Sebastián Yatra).