Crítica de música
Un barroco veneciano desde las nubes a los aires soleados
El Venice Baroque Consort acompañó al contratenor Valer Sabadus a través de un programa dedicado a compositores barrocos venecianos.
CARLOS TARÍN
Sevilla
FeMÀS 2024
- Programa: Barroco de bolsillo
- Intérpretes Valer Sabadus, (contratenor). Venice Baroque Consort. Obras: Obras de Vivaldi, Gabrielli, Haendel, Bach, Porpora y Gluck Lugar: Teatro Turina Fecha: 15-03-2024
La mayor parte de los conciertos suele ofrecer la forma de un enorme 'crescendo', partiendo desde la frialdad del inicio hasta que los músicos adquieren sus capacidades plenas; y, de acuerdo con esta máxima, suelen programar las obras de sus recitales. Pero si son cantantes, ... la cosa se hace más patente y si son contratenores, más aún. Recordemos que su voz la consiguen gracias a la técnica de falsete, que les permite sobre todo a los hombres conseguir notas muy agudas en un registro parecido al de la mujer.
Hasta hace no mucho su presencia era más bien accidental, pero de un tiempo a esta parte se ha estandarizado, ya que si queremos que la música suene como 'antiguamente' -y hablamos de los registros agudos de los castrados- se puede llegar cantando de esta manera a una recreación parecida (salvando las distancias, ya que hay propiedades vocales que sólo poseían quienes sufrieran esta cruel práctica).
Pero quizá pocas veces hemos notado un cambio tan patente y manifiesto como el presentado por Sabadus. Si probamos hacer falsete con nuestra voz se elevará al agudo como si pasásemos por un tubo, y por tanto sonará, seca, lisa, sin apenas matices ni colores. Esta fue la primera impresión de la voz de este rumano-germano cuando le oímos en su aria «Aure voi de' miei sospiri» (San Sigismondo): tras una entrada delicada del clave, seguida del chelo y el violín, el contratenor nos presentaba el aria de forma correcta, pero sin que llegase a interesarnos.
Haendel es autor de arias comprometidas por la rivalidad que mantuvo durante su etapa más operística en Londres. 'L'angue offeso mai riposa' ('Giulio Cesare in Egitto') HWV 17 exige grandes agilidades, agudos y graves notables, cantados a una velocidad que su ejecución no está al alcance de cualquiera. A Sabadus le costó alcanzar algunos de estos agudos iniciales y testimonió desde este inicio que sus graves -como los de casi todos los contratenores- suelen ser su punto débil. Las coloraturas las defendió bien, pero las iría haciendo mejor a medida que avanzaba el programa.
La bellísima aria 'Alto Giove' (Polifemo) de Porpora prioriza la zona central de la voz y podría haber sido muy adecuada para su tesitura; pero tal vez se lanzó demasiado pronto a adornar el Da Capo, iniciándolo con un agudo dificultoso y mejorable, y desperdició parte del lirismo que exhuma por doquier el aria, tal vez por anticiparse, y eso que era la penúltima de la primera mitad.
Sabemos que las arias de bravura son las preferidas de los cantantes porque a cambio de arriesgar mucho reciben los parabienes del público, hipnotizados por la proeza. 'Crude furie' ('Serse') posee unas coloraturas endiabladas, como se puede imaginar, que el cantante supo articular muy bien a pesar de la velocidad, además de lanzarse a los agudos con valentía y seguridad; sin embargo, esa 'furia' necesita una fuerza que no tiene, o en todo caso concerntrarse sólo en los agudos (aquí, Sol), que los dio. De todas formas, es tan espectacular y la parte más difícil la hizo tan bien que el público no dudó en aplaudirlo ampliamente.
Tras el receso, nos llegó un Vivaldi muy adecuado para él, por su acendrado lirismo; sin embargo nos pareció que se quedaba corto en su lectura y dejaba escapar una oportunidad de oro, puesto que 'Vedrò con mio diletto' ('Il Giustino') es una de las más bellas melodías de todo el Barroco. Es verdad que tenemos en la memoria muchas versiones enormes que es difícil que no asomen; pero a poco que se haga, la música pone lo que falta. Por su parte, el consort es compacto, pero un color terroso no acompañaba al lucimiento del cantante; para colmo, en el Da Capo volvió a atacar directamente desde un agudo que nuevamente nos resultó muy ajustado para una afinación plena. Luego adornó muy bien y el final vino a paliar estos deslices.
El quinteto de cuerda que lo acompañaba había comenzado como un vendaval con el 'Concierto para cuerda y continuo' en Do mayor RV 114, al menos en su primer Allegro; sin embargo, en el segundo la hermosísima chacona quedó desmejorada y sin apenas aliento. Son músicos eficaces, bien avenidos, pero les falta esa chispa, ese brillo que anima hasta a los más desamparados. Sin embargo en «Non saprei qual doppia voce» ('La Semiramide riconosciuta') de Gluck avivaron de pronto el fuego adormecido (aunque el chelista patinó en una de las imitaciones) y contagiaron al cantante, quien revivió con ellos, con una voz ya plena, con la que bordó las difíciles coloraturas y exhibió una rica muestra de matices.
Con el recuerdo reciente de 'Alcina', Sabadus nos ofreció 'Mi lusinga il dolce affetto', en donde la voz se había ido redondeando, ahora rica en armónicos, carnosa, demostrando que lo suyo es el repertorio lírico, en el que demuestra buen gusto, elegancia y variedad tímbrica.
Terminaba el recital con otro Vivaldi, otra aria de bravura, 'Armatae face et angibus' ('Juditha Triumphans') RV 644 en el que las coloraturas se dispararon a una velocidad de auténtico vértigo, aunque adoleció de fuerza para la zona media y grave, si bien es verdad que lo que predominan son los agudos con las coloraturas, que entusiasman a cualquiera.
Como propina nos ofreció lo mejor del programa: 'Ombra mai fu' ('Serses'), no sólo por lo conocido -aunque recordemos 'Alto Giove'- sino porque se desenvuelve en la zona más cercada a lo mejor del registro de Sabadus, a lo que este añadió su buen gusto lírico y un estado de la voz extraordinario en todo su ámbito.
Dejamos para el final a nuestra querida clavecinista Irene González Roldán, quien protagonizó dos conciertos para clave de Bach (RV 972 y RV 974), en la versión para clave, cuerda y continuo de Giulio De Nardo, con esa elegancia, seguridad y estilo a que nos tiene acostumbrados. No nos asombró el gran aplauso del público, sino el de sus compañeros que la llevaron desde el fondo junto a su clave hasta la zona más cercana al público.
Como siempre, no olvidamos que tuvimos los apreciados y anhelados sobretítulos gracias a la Asociación de Amigos de la OBS.
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