Ginés García Millán: «Yo quería ser el portero de la selección, fue un drama dejar el fútbol»
El actor celebra la llegada a '¿Quién mató a Sara?' de Jean Reno, otro actor «con querencia por los malvados»
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Iniciar sesiónFue Adolfo Suárez en '23-F: La película' y en unos días presenta la película 'El comensal', de Ángeles González-Sinde , en la que da vida al hijo de una víctima de ETA. Ginés García Millán (Puerto Lumbreras, Murcia, ... 1964) rueda ahora en Orense, de noche, y va «con el sueño justo». Ayer mismo estrenó en Netflix la tercera temporada de '¿Quién mató a Sara?', serie mexicana de intriga en la que hace el papel de villano, aunque este curso le sale competencia.
Ha sido una experiencia total. Esta serie me ha dado muchas alegrías y la última ha sido que él estuviese en la tercera temporada. Jean Reno es uno de los grandes de verdad, un tipo sencillo y humilde. Hemos hablado mucho de su familia española, de su infancia. Nos une esa querencia por los malvados y ha sido un regalazo. Y rodar una serie internacional es exactamente igual que rodar aquí. El secreto es que todo el mundo reme a favor de la historia y quiera contar lo mismo. Esto empezó en 2020 y sabíamos que era un thriller potente, pero nadie esperaba que fuera un éxito en tantos países.
«Jean Reno es uno los grandes de verdad, un tipo sencillo y humilde. Hemos hablado mucho de su familia española, de su infancia. Nos une esa querencia por los malvados»
Yo creo que la vida te lleva ahí, por lo que sea, por tu manera de trabajar, por tu físico, porque hiciste un malvado en una serie y salió bien y has ido encadenando unos con otros, por fortuna. Cuando haces varios y ves que no son iguales, es muy interesante. He tenido la suerte de hacer personajes muy bien escritos, que tenían sus matices y contradicciones, algo que atrae al público. Si son malvados de una pieza, malos porque sí, no son interesantes. Los malvados que actúan así por ciertas razones, por los golpes de la vida, por su dolor, por sus cicatrices incurables, por sus heridas, eso siempre interesa. Y luego, para qué nos vamos a engañar, son personajes que no son políticamente correctos y hacen cosas que en la vida cotidiana no nos atrevemos, pero a lo mejor tenemos ganas de hacer. Para la gente que lo ve, con sus problemas, que llega a su casa y encuentra esa liberación, para eso estamos también, para hacer disfrutar a la gente.
Me acuerdo perfectamente, porque yo me crie en un hotel que era de mi familia y eso ya era una película continua. Por allí vi pasar de todo, héroes, malvados y personajes curiosos. Fue mi primera ventana abierta al mundo. Luego yo me he criado con todas las series españolas y con 'Estudio 1' y los grandes actores que hemos tenido en este país. Veía a Rodero , a Bódalo , a Fernando Guillén o a Rabal y quería eso, vivir otras vidas.
Ya estoy mucho más cerca del Oscar.
No habría sido fácil. Realmente soñaba y tenía proyección, porque llegué a estar en la selección juvenil española. Fue un drama decir no, que dejo el fútbol, porque yo sentía en mi corazón que quería ser actor. Me fui a Valladolid y allí hay un festival de cine maravilloso, la Seminci, donde vi todo el gran cine europeo. Y hay un gran festival de teatro. Desde mi primera juventud ya sabía que quería ser actor, aunque yo era un porterazo y quería ser el portero de la selección.
«Los malvados son personajes que hacen cosas que en la vida cotidiana no nos atrevemos, pero a lo mejor tenemos ganas de hacer»
Esto hay que tomárselo con alegría y sentido del humor. Cincuenta y tantos millones de espectadores, estar en el top 10 con la primera y la segunda temporada en no sé cuántos países. Es una barbaridad. Antes conseguías 9 o 10 millones en una generalista y ya era una barbaridad. Te llegan mensajes de todo el mundo, te llegan ofertas y es bonito, pero tampoco hay que darle más importancia de la que tiene. Yo me siento muy afortunado porque he trabajado de una manera continuada. He hecho televisión, teatro, cine… Hacemos lo que podemos y he tenido la suerte de hacer cosas que han estado bien. Y si la vida me lleva y ojalá que me lleve otra vez a México, porque es un país maravilloso, con todas sus contradicciones, pero donde me han hecho sentir muy bien, estaré encantado de ir a México y adonde sea, porque en definitiva somos titiriteros y lo que nos gusta es estar fuera. Como decía aquel, como fuera de casa no se está en ningún sitio.
Sí, pero todo tiene su complejidad. Sí libera de esa responsabilidad de cuando haces Hamlet o Vania . Todo el mundo sabe tanto de los grandes personajes que a veces es como una losa. Un personaje que no conoce nadie, que todavía está por hacer, aunque está escrito, es una ventaja. Si hay una comunicación con el creador y con los directores puedes crearlo capítulo a capítulo. En lo que no se dice, en lo que intuyes, en lo que tú eres también como actor y como persona, en las heridas y los dolores que llevas. Si le quitas importancia y vas a divertirte, se pueden crear cosas muy interesantes. Por ejemplo, cuando hice Suárez , con todo el mundo esperando, te tienes que ver todos los documentales y leer todo lo que está escrito, pero llega un momento en que dices: ¿quién lo va a hacer? Lo voy a hacer yo y ya está, tendrá que pasar por mí, por cómo estoy en este momento, para hacerlo creíble. Si vas a calcar, digamos, los personajes pierden interés. El público se tiene que emocionar con lo que pasa y para que se emocione hay que hacerlos con tu verdad, y no hay reglas. Te puedes equivocar, pero si te equivocaste haciéndolo cómo tú crees, con la verdad y con tu oficio, aun si te equivocas, habrás ganado.
Hombre, eso ya pasa cuando lees una buena novela. Dices: Dios, a mí me pasa esto y no lo sabía. ¿Por qué? Porque esos buenos personajes nos descubren cosas de la vida, de cómo es el mundo, que a veces las intuimos pero no las sabemos, cosas que tenemos de dentro. A mí la poesía me descubre también cosas de mí que intuía pero no sabía. Me habla de la complejidad del mundo y me lo explica. Eso es muy único. Y claro que nos descubrimos en cosas del género humano. Tenemos de todo. Te levantas por la mañana y lees las noticias y ves que somos lo mejor y lo peor, lo bueno y lo malo. Todo eso está en la condición humana.
Ya vendrán otras. Me apasiona mi profesión. Es mi manera de estar en el mundo y me ha dado todas las alegrías y penas. Tendré que adaptarme. Ya no seré ese galán. Seré otra cosa y me llegarán personajes estupendos. Y seguramente menos. Ya lo decía Jack Lemmon . ¿Te llegan personajes más interesantes y complejos? Sí, pero llegan menos. Hay que aceptarlo. Uno se hace mayor y se va viendo sus cicatrices y sus arrugas y vas perdiendo pelo. Si solamente te has preocupado de eso, tendrás un grave conflicto. Si también te has preocupado de otras cosas, será un conflicto menor.
Hay una cosa que siempre repito: aprenderte el texto y parar en la marca. Lo decía Robert Mitchum y me lo decía Paco Rabal . Yo ahora me he dado cuenta, después de tantos años, que tenían razón. En mi primera serie, le pedí: «Paco, dime algo que me ayude en mi carrera». «Apréndete el texto y párate en la marca» (imita su voz). Y yo me quedé un poco así. Pensaba que me iba a dar una lección. Luego me he dado cuenta de que es verdad. ¿Qué se hace? Pues lo que te llegue, con toda la verdad y con todo lo que puedas y sepas. Si el personaje está bien escrito, tienes más posibilidades de estar bien. Si no, por mucho que te empeñes, es muy difícil. Sobre todo en televisión y en el cine, que dependes de muchas cosas. Eres una pieza.
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