El boicot de Rusia a Hollywood intensifica el enfrentamiento cultural con Estados Unidos

La sorprendente decisión provocó la renuncia de Pavel Tchoukhraï , jefe del comité de selección de los Oscar de Rusia y responsable de elegir una película para la competencia. Citando que la Academia actuó «a sus espaldas», la dimisión de Tchoukhraï ha sido en protesta por la decisión.

Si bien varios festivales internacionales de cine, incluidos los de Estocolmo y Glasgow, han prohibido el estreno de largometrajes acreditados por Rusia en el periodo previo a la temporada de premios, no se esperaba el boicot a Hollywood de la Academia de Cine de Rusia. Históricamente, Rusia siempre se ha desempeñado con éxito en los Oscars. La última nominación que recibieron fue con la cinta ‘Loveless’, de Andrey Zvyagintsev, en 2017. Entre los grandes premios de festivales, los rusos conquistaron el Un Certain Regard en Cannes con ‘Beanpole’ de Kantemir Balagov, y ‘Dear Comrades’, de Andrei Konchalovsky, que ganó el premio especial del jurado en Venecia. Rusia tiene un legado dorado en lo que respecta a la categoría de los Oscar internacionales, con múltiples títulos, incluida la película ‘Leviatán’, de Andrey Zvyagintsev, y ‘Loveless’, que obtuvieron nominaciones a pesar de ser títulos inquietantes para el Gobierno ruso por las críticas abiertas al liderazgo nacional.

En los Oscar, desde la caída de la Unión Soviética, Rusia ha ganado la estatuilla una vez, en 1994, con ‘Burnt By The Sun’, de Nikita Mikhalkov, que seguía la vida en Rusia bajo el dictador Josef Stalin y ha sido nominada otras seis veces (incluidas dos más por Mikhalkov; ‘Close To Eden’, en 1992, y ‘12’, en 2007). En la época del periodo comunista, Rusia ganó un Oscar a mejor película extranjera en 1980 con ‘Moscow Does Not Believe in Tears’, de Vladimir Menshov y el drama de Sergei Bondarchuk, ‘Guerra y Paz’, dividida en varias partes, que se estrenaron entre 1966 y 1967.

El boicot a los Oscar se produce en medio de crecientes tensiones entre Washington y Moscú. Rusia acusó recientemente a la administración estadounidense de intervenir directamente en la guerra y amenazó con cortar todos los lazos oficiales con el país. Después de que las tropas rusas comenzaron a invadir Ucrania, Hollywood se movilizó en protesta contra la guerra . Los principales estudios detuvieron el estreno de películas en los cines rusos. Netflix suspendió operaciones en el país, deteniendo futuras producciones y adquisiciones. Además, Discovery, Warner Media y Amazon cesaron sus servicios en Rusia.

El negocio del cine y la televisión de EE.UU., de manera efectiva y colectiva, desconectó a Moscú. No permitir que el público ruso viera la última versión de ‘Batman’ parece una respuesta intrascendente a una grave crisis internacional, pero el cine representa la guerra cultural y los historiadores del cine estadounidense advierten de que el boicot puede tener implicaciones de gran alcance en el país y en el extranjero. Rusia lleva distanciándose de Estados Unidos desde hace meses. El país acusó a la administración Biden de intervenir directamente en sus ataques violentos y generalizados contra Ucrania. Rusia trazó líneas con Washington en un memorando del 5 de septiembre donde dio una lista de las personas estadounidenses a las que se les prohíbe cruzar la frontera rusa. Entre los ‘nominados’ destacan los nombres de Ben Stiller y Senn Penn junto con varios representantes gubernamentales como los senadores Krysten Sinema, Patrick Toomey Jr. y Richard Scott.

Hollywood está más dispuesto a responder a las crisis internacionales en este momento de lo que solía hacer en el pasado cuando aceptaba las películas de países involucrados en guerras. Dados los desafíos de la industria del entretenimiento estadounidense en estos momentos, su respuesta a una guerra lejana es significativa. Kuntz, historiador de cine de la Escuela de Teatro, Cine y Televisión de la universidad UCLA advierte. «Hollywood siente que tiene la obligación de tomar una posición. No creo que Hollywood se mueva con sinceridad, pero necesita dar una respuesta frente a la opinión pública estadounidense. Esto no se parece a nada de lo que hemos visto en el pasado, y puede ser un presagio de lo que vamos a ver en el futuro».

La última vez que un país boicoteó los Oscars fue Irán en el 2013, cuando el ministro de Cultura del país acusó a Estados Unidos de antiIslam a raíz de un vídeo que para ellos denigraba al profeta Mahoma.