Los cines catalanes dan un portazo a la ley cerrando sus salas como protesta

Aunque ya presentaron un estudio previo que mostraba en cifras el negro futuro que le esperaba al sector cinematográfico, el Gremio de Empresarios ha querido ser más claro y tajante al respecto y, con la colaboración del economista José María Gay, ha publicado lo que parece ser un porvenir más que apocalíptico. Bajo el lema «Por el futuro del cine. ¡Catalán y trabajo, sí! ¡Cuotas y paro, no!», el sector privado sostiene que, de prosperar la nueva ley, no sólo ascendería la escalofriante cifra de 25 millones de euros perdidos en cuatro años, sino que la recaudación pasaría de 130 millones a 70 y de veinte millones de espectadores a tan sólo diez.

Un día de furia

El día elegido para el cierre de salas, la gran velada del cine catalán, atiende, según el presidente del Gremio, Camilo Tarrazón, a que ésta también es una lucha en pos de la producción catalana, pues «si no hay salas de cine en el futuro, tampoco habrá cine catalán ni Premios Gaudí».

Hasta hoy, según Tarrazón, la promoción y defensa de la producción autóctona «se ha hecho de espaldas al público», puesto que además de no responder a una «demanda real» -la de que el 50% del público vea cine en catalán-, tampoco atiende a las consecuencias económicas y sociales que el proyecto de ley provocaría.