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LA TRIBU

La lluvia

La piedra gallega está hecha para la lluvia, como otras piedras están hechas para la luz

La plaza del Obradoiro, con la catedral de Santiago al fondo Miguel Muñiz
Antonio García Barbeito

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Aire caliente y espeso como poleada recién apartada, viento solano que todo lo seca, que no deja respiro. La tarde, nublada, es una mentira de otoño que pretende saltar las lindes de agosto pregonando lluvias. Agosto es agosto, tú lo sabes bien desde que naciste. ... Por eso celebras como un bautizo tardío las imágenes que te envía tu amigo el doctor Alfonso Descalzo desde su Santiago de Compostela natal; él, que te sabe con un cuarterón gallego de sangre y de querencia, te manda lo que sabe que te gusta, la ciudad mojada, la lluvia artística que en Santiago tiene una magia especial si la miras desde los soportales de las viejas rúas, sobre todo la Rúa del Villar, la calle donde dormiste la primera noche en Santiago, hace más de cuarenta años. Todavía recuerdas el chaparrón que en aquel septiembre lejano te fijó para siempre a la piedra de esa ciudad a la que ya llegaste con la querencia de la sangre y la cruz de Santiago.

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