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Ayer nació Bécquer

Sigue viviendo el poeta que nace cada 17 de febrero en una ciudad que no se entiende sin la levedad de su poesía

Francisco Robles

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La luz trazaba renglones sobre el albero con la tinta de la sombra que proyectaban las ramas pudorosamente desnudas que desmentían la primavera que se anticipa en el deseo de los calendarios. Luz de febrero como la que vio aquel niño que vendría al mundo ... del dolor y el desengaño, del amor y el primer beso eternamente repetido, en el barrio brumoso de San Lorenzo. Un niño que se bebió la ciudad con las pupilas del asombro hasta convertirse en el poeta que necesitaba la lengua que se había enroscado -tras el esplendor del Barroco- en metáforas inútiles, en odas rimbombantes, en un verso al que le faltaba el temblor del yo, la emoción del instante pasajero, el simbolismo que nació con la escritura de aquellas Rimas que revolucionarían la historia de la poesía en español.

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