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pásalo

El jarabe del perdón

No debe ser bueno para la salud mental odiar a tu propia sangre

Félix Machuca

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COMO una malaria ideológica que rebrota cada cierto tiempo, en algunas repúblicas americanas, un gobernante en apuros o necesitado del calor populista, se acuerda de España y le entra la tiritera. Tirita de orgullo local y sangrante dolor patrio que, al parecer, solo se le ... pasa con un jarabe: que España pida perdón por lo que la leyenda negra nos imputa y, algunos encomenderos, perpetraron. Solo así se les pasa el síndrome de abstinencia y recobran el sentido de la realidad, reubicándose en el tiempo presente y aparcando, hasta el próximo rebrote hispanofóbico, el jarabe del perdón. Lo cierto es que no hay en el mundo una nación que haya manejado un imperio que no tenga que hacerse perdonar un exceso. El problema se plantea cuando en la génesis de la conciencia nacional de las citadas repúblicas, el desprecio a España y a los españoles forma parte fundamental de la argamasa que la consolida. Aspecto este que no debemos olvidar hoy porque tiene mucho presente en la España que aspira a ser soberanista.

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