tribuna abierta
Juan Sebastián Elcano: Pre-descubridor de Australia
Uno de los apuntes más desconocidos de la Primera Vuelta al Mundo es que el viaje de regreso de Elcano dejó sentadas las bases para el posterior descubrimiento de Australia

Es harto difícil seleccionar un capítulo concreto del viaje emprendido por el portugués Fernando de Magallanes en 1519 y finalizado por Juan Sebastián Elcano en 1522. Podríamos destacar el tortuoso paso del Estrecho de Magallanes, entre ventiscas y glaciares, o la navegación por el inmenso ... Océano Pacífico donde los meses transcurrieron de manera interminable. Nos vamos a centrar en como este viaje dejó sentadas las bases para el descubrimiento y exploración de la isla-contiente de Australia.
Cuando falleció Magallanes, el 27 de abril de 1521, en Mactan envuelto en una reyerta con los nativos, aún faltaban meses para que los expedicionarios alcanzasen las deseadas islas Molucas. El 7 de Noviembre de 1521, las dos naves supervivientes, la 'Trinidad' liderada por Gómez de Espinosa, la 'Victoria', capitaneada por Elcano se presentaron ante la isla de Tidore. Seis días después los expedicionarios se enteraron, gracias al testimonio de un portugués residente en las Molucas llamado Pedro Alfonso de Lorosa de una información sensacional. El rey de Portugal, Manuel I, había ordenado a Diego Lopes de Sequeira (1465-1530), gobernador de la India portuguesa, que enviase una flota de seis naves de guerra al Maluco contra Magallanes. El resentimiento del rey luso contra su antiguo súbdito fue recogido por el cronista de la expedición, Antonio Pigafetta (1480-1534). La expedición punitiva portuguesa fue comandada por Cristovâo de Mendonça (+1532,Ormuz), al que conocemos gracias a la obra 'Décadas de Asia', del historiador Joao de Barros (1496-1570), llamado también el 'Tito Livio portugués.' Finalmente fueron tres las naves consignadas por Mendonça para buscar las 'Islas del Oro' (Ilha do Ouro), el objetivo oficial, basada en leyendas malayas e indias. El objetivo real: interceptar la flota, ahora, de Elcano. Seguimos la pista de Mendonça por Malaca (actual Malasya), y la isla de Sumatra para, a partir de ahí, adentrarnos en la incógnita. Consta que una nave portuguesa regresó a Sumatra pero ¿qué pasó con los otros dos barcos?
Aquí entra en juego la cartografía, un secreto muy bien guardado por los Estados. Pierre Desceliers (1537-1553), destacado representando de la escuela cartográfica de Dieppe (Francia) ofreció en sus trabajos cartográficos detalles relevantes de las nuevas tierras descubiertas. Descelier presentó un mapa al delfín francés Enrique II (la conocida como Carta del Delfín) donde una fisonomía muy parecida a las costas australianas está jalonada de topónimos portugueses como Terra Alta, Río Bassa o Ilha Fermoza. El Atlas Vallard (1547), de la misma escuela cartográfica, muestra varios mapas con representaciones, sospechosamente, parecidas al Norte de Australia. ¿Estos resultados son prueba de las exploraciones de las naves de Mendonça? Desde el campo español las posiciones han estado encontradas. Prueba de ello es un atrevido texto de la Sociedad Geográfica Nacional de diciembre de 1935 que niega el descubrimiento portugués de Australia. Reza así: «No debo pasar en silencio que es probable que el español Juan Sebastián de El Cano, primer navegante que dió la vuelta al mundo mandando la Nao Victoria, último resto de la desgraciada expedición de Magallanes, haya tocado en Australia en 1522. Es dudoso que los portugueses hayan descubierto el continente de Australia en 1540.»
Es cierto que Juan Sebastián Elcano estuvo muy cerca de descubrir el continente australiano en su viaje de regreso a España en 1522. El vascongado y sus mermados tripulantes partieron de la isla de Timor, que no olvidemos se encuentra a solo 500 kilómetros de las costas australianas, en febrero de 1522. La gran proeza naútica de Elcano fue atravesar el Océano Índico de una sentada. Casi cinco meses sin que la maltrecha 'Victoria' tocase tierra (avistaron la isla de Amsterdam sin desembarcar). Elcano circunnavegó gran parte de la costa occidental de Australia, casi en paralelo, hasta adentrarse de lleno en el océano Índico, lo que Stefan Zweig describió como «cielo y mar en una monotonía fastidiosa y terrible, siempre azul, azul, y el vacío de una llanura infinita.» La travesía por el Índico fue tortuosa, con incesantes vientos contrarios, puesto que los expedicionarios bajaron hasta el paralelo 40, donde le esperaban grandes vientos contrarios en el denominado espacio de los 'Cuarenta Rugientes.'
Los holandeses e ingleses, en dura pugna con la Monarquía Hispánica, utilizaron esta vía para navegar a Australia. Ahí está el viaje de Hendrik Brouwer, a principios del siglo XVII, con un itinerario que es casi un calco del que realizó Elcano en 1522. Los descubrimientos holandeses, a la zaga de las exploraciones hispano-portuguesas del litoral australiano, hizo que en los mapas cartográficos de la época se conociera a Australia como Nueva Holanda. Sería saludable, ante el final del quinto centenario de la Primera Vuelta al Mundo reivindicar los descubrimientos ibéricos puesto que, en esta ocasión, los árboles si nos permiten ver el bosque.
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