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hay que vivir

¿Sabe usted quién es Reynders? ¿Y Monnet? ¿Y Schuman?

Si el comisario de Justicia rasca una acuerdo PSOE-PP hará la mayor campaña pro UE, pero profundizará en nuestro complejo democrático

El caso Begoña Gómez y la pregunta de Botella en 1996: «¿Hay damas de honor?»

Qué error, qué inmenso error: la deslealtad cambia de bando

Juan Fernández-Miranda

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Haga un ejercicio. Salga usted a la calle y pregunte el nombre  de uno de los fundadores de la Unión Europea. Solo uno. Estoy seguro de que la inmensa mayoría de la gente no tendría ni idea: es más, algún cultureta responderá que Monet es ... un pintor y Schuman un pianista, y no le faltará razón. Mismo ejercicio, pero con los de Estados Unidos: seguro que unos cuantos le recitan el monte Rushmore, que representa a cuatro presidentes de distintas épocas empezando por el primero, George Washington. Y de los fundadores, alguno dirá que Hamilton es un piloto de Fórmula 1, pero a quién no le suena Jefferson o Benjamin Franklin. Esta anécdota revela la importancia del cine en la difusión de las culturas nacionales, y pone de manifiesto que en Europa no solo carecemos de una política exterior y una política de defensa común: también nos falta un poquito de cultura histórica común. Parece mentira, pero en nuestra cultura popular la historia de la Vieja Europa es más una suma de retales nacionales que el mayor proyecto civilizatorio de la Humanidad. Y es una pena.

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