SIEMPRE AMANECE
'Monjamami'
También decían que la Iglesia caería cuando muriera el último parroquiano, cosa que iba a suceder pronto, y mira
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Iniciar sesiónComo ando en la parra, no sabía que Rosalía había sacado un nuevo disco. La aparté de mi corazón cuando no respondió a mi invitación a llevarla a los toros, un ofrecimiento que le hice por todos los medios que tengo, que son mis columnas ... y las cosas de la radio. Porque yo quería que Rosalía viniera conmigo a Las Ventas para estar con ella, quizás en el 7, un día allá en la solanera en una de esas entradas que llaman de Felipe II, en cuyo imperio no se ponía el sol. Quería verla allí, entre botas de vino, humo de puro y sombreros de papel, y esos tipos que anuncian a gritos '¡Friaguafriaguafriagua!'. No hubo cristiana manera. Yo ya no quería verla, como a la sangre de Ignacio sobre la arena, así que no eché cuentas de lo de Motomami, pero no me he podido resistir ahora que se aparece de 'monjamami' con hábito, toca y un rosario colgando del retrovisor.
La catalana confiesa su conversión en una entrevista en pijama en un sofá que parece una cama deshecha, como cuando Sánchez Dragó puso de condición a Emma Nogueiro hacer la entrevista tumbados en una cama vestidos con un pijama de cuadros como de película de Sam Peckinpah, y se enamoraron. De Rosalía no estoy enamorado, pero por supuesto que la llevaría a los toros.
Se vierten ríos de tinta sobre si el 'hype' cristiano de la cantante consiste en una provocación o un intento de surfear la ola del pendulazo social que se viene, como si hubiera movido al aire sus catalanas antenitas y hubiera detectado la 'feromonja' en el ambiente. Insultar a la Iglesia hoy resulta más carca que la propia Iglesia. Naturalmente que provocan mucho más los chavales saliendo de misa el domingo y pasando el brazo por encima del hombro a sus novias con las que esperan casarse después de un noviazgo católico que la procesión del coño insumiso o el taller de escultura de vulvas trans (sic.) que patrocinó recientemente el Minasterio de Igualdad en Tegucigalpa con lo que nos quita de la subida de la cuota de autónomos.
Lo bueno de vivir en España es que puedes patrocinar con tus impuestos un taller de vulvas trans en Tegucigalpa y asistir a determinados debates sociales como este de la clausura de Rosalía. Porque todos los españoles llevamos dentro un seleccionador nacional, un guionista de la gala de los Goya y un director de marketing de Rosalía. En la izquierda dicen que se trata de un pulso comunicacional, que blanquea las sotanas de una institución que devora niños y no tiene en cuenta los logros del afrofeminismo, que yo, como Julio Llorente, tampoco sé lo que es. También decían que la Iglesia caería cuando muriera el último parroquiano, cosa que iba a suceder pronto, y mira. Ahora que lo pienso, los que decían que la misa se iba a acabar eran los mismos que decían que se iban a acabar los toros.
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