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González-Sinde, la Dama BoBa

GONZÁLEZ-Sinde no será nunca Carmen Calvo, pero apunta maneras. Carece del desparpajo irrefrenable, de la simpleza sin lagunas y de la intemperancia agreste que convirtieron a su añorada antecesora en carne de leyenda. Carmen Calvo era, igual que el París de Hemingway, una fiesta ... perpetua. De Ángeles González-Sinde no cabe esperar alardes de gracejo -de grazejo- a la hora de repartir mercedes entre la Cofradía de la Santa Zeja. Su única misión es atizar el sectarismo haciendo astillas la caja del dinero y amplificar las voces de los tenores huecos. Dar vía libre al mamoneo «tête-à-tête» (o sea, teta a teta) y promover el griterío a pierna suelta.

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