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La crisis en la cumbre iberoamericana

AUNQUE se había pensado dedicar la reunión a los problemas de la juventud, los trabajos de la Cumbre Iberoamericana de este año se centrarán en la crisis del sistema financiero, puesto que, como sucede estos días en todas las reuniones internacionales, la discusión sobre la ... situación económica se superpone a todos los programas que se habían previsto. Ahora que existe una Secretaría General permanente, es justo exigirle que la preparación de estas reuniones no se limite a la sucesión anual de un rígido orden del día, y haga de ellas una materia viva que contribuya a mejorar la vida de los ciudadanos de los países de la comunidad iberoamericana. En las actuales circunstancias, lo más razonable es que los jefes de Estado y de Gobierno traten de sacar las lecciones necesarias de esta crisis y busquen salidas a medida de sus propios intereses. Al fin y al cabo, entre los 21 países que se reúnen en El Salvador hay potencias industriales como España o Brasil, productores de energía como Venezuela o México, hay grandes exportadores como Chile, y otros que son tan pobres que se vuelven vulnerables a pesar de que no estén presentes en los grandes circuitos financieros; en fin, un abanico de países y situaciones que representan a una parte importante de la economía mundial y a quienes nada impide buscar remedios a su medida. Para España, especialmente, debido al peso de sus inversiones en Iberoamérica -no hay más que recordar lo que sucedió en la Bolsa de Madrid después de la decisión del Gobierno argentino de intervenir las pensiones privadas- es especialmente importante contribuir a que las aguas vuelvan a su cauce cuanto antes en esta parte del mundo. La búsqueda eficaz de elementos constructivos para la mejora del funcionamiento de los mecanismos financieros internacionales sería una de las mejores contribuciones de los dirigentes iberoamericanos para sus propios países y también para el resto del mundo. Aun sabiendo que dentro de la comunidad iberoamericana subsiste una corriente de dirigentes refractarios al liberalismo, encabezada por Hugo Chávez -que por cierto este año ha decidido no asistir, sin duda acuciado por la acumulación de problemas internos en Venezuela- la cumbre de San Salvador no debería renunciar a aportar remedios a una situación global.

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