Jim Carrey: «He vivido muchas crisis de identidad pero ahora sé quién soy»

- ¿Por qué decidieron rodar esta secuela ?

-No soy fan de las secuelas, pero en este caso los admiradores de la película no nos dejaban en paz y decidimos hacer una segunda parte. Han sido años y años de recibir fotos de perros y niños vestidos como los protagonistas de «Dos tontos muy tontos». De alguna manera la comedia es como un ministerio, la gente va a ver comedias porque quiere sentirse libre, la misma razón por la que acude a la iglesia.

-¿ Que significa volver a ponerse a las órdenes de los hermanos Farrelly ?

-Son la gente más buena que puedes encontrar en la industria de Hollywood. Viven con los pies en el suelo, saben hablar con la gente común y son genuinamente divertidos. Es imposible encontrar gente tan trasparente como ellos.

-¿ Le costó volver a interpretar a Lloyd después de veinte años ?

-Sí, claro que sí. Pero de alguna manera he estado esperando interpretarlo durante todo este tiempo. Ha sido un proceso complicado realizar este filme porque Hollywood ha cambiado. La industria del cine no tiene nada que ver hoy con la manera en que se financiaban las películas hace veinte años.

-¿ Hay algo que le consuma ?

-Lo único que me consume es el amor, de cuando en cuando. Un sentimiento que te hace preguntarte: «¿Qué es esto? ¿Cuándo me he contagiado?» Esas preguntas consumen mi mente. Mi camino espiritual ha sido algo distinto, estoy obsesionado con todas las religiones, pero en el buen sentido. Soy un hombre espiritual y disfruto con ello. Afortunadamente no tengo ninguna obsesión peligrosa que me consuma. Las obsesiones ocurren cuando se intenta entender algo con mucha urgencia.

-¿ Qué ha escrito últimamente en su lista de deseos ?

-Estoy en un momento de mi vida en que me siento sabio, iluminado, realizado personalmente, esa ha sido mi meta durante mucho tiempo y he encontrado ese lugar. He vivido muchas crisis de identidad, pero ahora sé quién soy, me siento cómodo conmigo. Ya no soy una pintura, soy la conciencia que se pinta.

-¿ Puede el sentido del humor cambiar el mundo ?

-No, pero creo que puede hacerlo mucho más sabroso. No me engaño a mí mismo pensando que puedo cambiar el mundo con el humor, pero sé que puedo disfrutar mi humor y conseguir que los demás también disfruten conmigo al menos durante un par de horas. Cuando me siento y lo pienso, lo veo como una tirita sobre una herida, consuela pero no cura.