Un torneo de altura

La expectación recae sobre Rafa Nadal. El balear luchará, seguramente a partir del miércoles, sobre la arcilla para poder dejar su huella. Sus posibles rivales, aún por descubrir: o el francés Benoit Paire o un jugador proveniente de las clasificaciones. Aunque es el quinto cabeza de serie y uno de los favoritos del torneo, ayer hizo gala de su humildad para definirse como, simplemente, un competidor. «No me veo ganador. Antes de un torneo siempre me siento competidor, con la disposición de luchar por todo y llegar a lo más alto, pero cada partido es difícil».

Madrid es su casa. La tierra batida su paraíso y la pista se llenaba ayer de gritos de ánimo en su entrenamiento con Feliciano López. Pero este Masters es también su opción para sumar puntos tras superar siete meses de lesión. Eso sí, le favorece el cambio de la tierra de las pistas: del polvo de ladrillo azul de 2012 que tanto dio que hablar al granate de craón de París de este año. «Las pistas están fantásticas, lo único que se puede hacer es agradecer al torneo la inversión que ha hecho para hacer unas pistas de máximo nivel», dijo ayer.

La respuesta fue casi unánime entre el resto de los aspirantes a alzar el Trofeo Ion Tiriac. Andy Murray las calificó de «fantásticas», mientras que Roger Federer, el último campeón del torneo, aseguró que este año se verá mejor tenis gracias a la buena calidad de la superficie. Se zanja así un dilema que no afectará al espectáculo de una semana llena de tenis.

La batalla está preparada. El escenario, junto a los más de 650 metros de altura, hacen del Mutua Madrid Open uno de los lugares más característicos para jugar a tenis. Una lucha para la que el suizo, tres veces campeón en Madrid, está preparado pese a sus dos meses de inactividad en el circuito. «Vuelvo muy motivado y espero llegar lejos. Es un sitio en el que me gusta especialmente estar. Y la verdad es que me siento bastante bien».

Pero no es el único que ha llegado con ganas. Murray no dudaba ayer en declarar que espera ganar el trofeo, aunque la tierra batida sea un reto para él, mientras que Novak Djokovic, el actual número uno de la ATP y ganador en Madrid en 2011, fue más precavido. «El tobillo está bien, cada día mejor. Espero que para cuando juegue el martes o el miércoles esté en perfectas condiciones», aseguró.

El espectáculo que hoy aguarda tiene mucho de acento español. En esta jornada, los tenistas españoles invaden las pistas tras coincidir en el cuadro. Es lo que les ha ocurrido a Feliciano López y Daniel Gimeno-Traver, 39 y el 52 de la ATP respectivamente. Cuando terminen el partido, habrá un representante español menos en el cuadro. Pero esto es un Masters 1.000, aquí no hay segundas oportunidades.

También lo sabe Nicolás Almagro, que se enfrenta al alemán Tobias Kamke; o Javier Martí, que entró en el torneo con una «wild card», y tendrá que demostrar su valía frente al talentoso Grigor Dimitrov. Todos ellos en la pista Manolo Santana.

Otro duro reto es al que se enfrenta este lunes el albaceteño Guillermo García-López. Debe hacer frente al el número 22 de la ATP, el estadounidense John Isner.

Pero en la categoría masculina, los españoles no serán los únicos en competir. Se enfrentan el austríaco Jurgen Melzer y el japonés Kei Nishikori, además del número 12 del mundo, el canadiense Milos Raonic, y el ruso Nikolay Davydenko.

Las pistas no sólo han presenciado partidos. También hubo espacio para el silencio. Un minuto en el que los top 4 fueron parte de la escena en honor de al fallecido presidente de la ATP, Brad Drewett.