Cómo evitar que la rotura del vórtice polar nos rompa también nuestros coches

Además, las primeras semanas del mes de diciembre han llegado con un importante descenso de las temperaturas. La primera ola de frío de la temporada está provocada por una rotura del vórtice polar, tal y como están avisando desde la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET).

Bajas temperaturas que suelen estar detrás de una parte de los problemas mecánicos que sufre un coche, especialmente aquellas relacionadas con el líquido refrigerante. Por ello, es fundamental un correcto mantenimiento y comprobar que no haya perdido propiedades anticongelantes, porque una operación que no supera los 50 euros puede multiplicarse hasta los 5.000 euros si se origina una rotura del motor, según Euromaster.

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El líquido refrigerante no es el único elemento por revisar con la llegada del frío. Las luces son cruciales en una época del año en la que hay menos horas de sol y la iluminación está más tiempo activada. Y es que una luz demasiado baja puede quitar visibilidad de la calzada, o si está demasiado alta, deslumbrar al conductor que circula en sentido contrario.

En cuanto a la batería es una pieza que sufre con los cambios de temperatura. Por ello, conviene llevar un correcto mantenimiento para evitar quedarnos tirados en cualquier momento.

Por otra parte, el neumático no es que sufra con el frío extremo, es que ya con el termómetro en 8 grados empieza a perder prestaciones y, de hecho, está detrás del 30% de las incidencias en esta época del año. Por ello es importante optar por uno de invierno, es decir, con prestaciones específicas para el frío, pero también para la lluvia e incluso condiciones de nieve.

En este sentido, el correcto mantenimiento de las gomas es crucial para garantizar la seguridad, con especial atención a la profundidad del dibujo, un elemento clave para tener una correcta evacuación del agua. Y es que, si el límite legal es de 1,6 mm, la práctica demuestra que por debajo de los 4 mm la evacuación no es todo lo correcta que debiera.

Si el conductor opta por este tipo de neumáticos, deberá acudir a un taller para sustituir los neumáticos que ha utilizado durante el verano.

Otra opción es la de equipar nuestro vehículo con unos neumáticos 'todo tiempo', que buscan el equilibrio en sus prestaciones ante las diferentes condiciones climáticas y nos permiten viajar a la costa en verano o a zonas de montaña en invierno sin necesidad de poner cadenas.

Los All Season son aptos para cualquier circunstancia pero la máxima seguridad vendrá siempre de los específicos de invierno y de verano. Además, los neumáticos 'todotiempo' elevan el consumo de combustible y aguantan un poco peor un kilometraje elevado.

Pero sus prestaciones son inferiores a las que ofrecen los neumáticos de verano con altas temperaturas (en seco y en mojado) y los de invierno cuando la calzada está fría y deslizante.

Sobre el papel los neumáticos All Season simplifican su uso respecto a la utilización de diferentes juegos de neumáticos en función de la época del año. Pero los neumáticos cuatro estaciones tienen un agarre menor y necesitan más metros para detener el vehículo en caso de frenada de emergencia que los neumáticos de verano cuando la temperatura es superior a diez grados centígrados, ya sea con suelo seco o mojado.

Por debajo de esa temperatura se recomienda el uso de neumáticos de invierno, que demuestran unas prestaciones muy superiores sobre firmes deslizantes respecto a los neumáticos cuatro estaciones.