El coche que piensa y actúa

El conductor se convierte en pasajero, lo que traerá cambios cruciales en la forma en que conductores y vehículos se comunican entre sí. De hecho, los vehículos altamente automatizados también estarán conectados a un servidor.

Delegar por completo la responsabilidad de la conducción en el vehículo requiere una exigencia especial de sistemas críticos para la seguridad, como frenos y dirección. Para ello los coches contarán con sistemas redundantes. Para los frenos Bosch ya tiene una solución: el servofreno electromecánico iBooster y el ESP pueden frenar el vehículo independientemente sin que el conductor intervenga.

Por otra parte, los vehículos altamente automatizados recaban información de su entorno. Por ejemplo, necesitan datos de tráfico en tiempo real sobre atascos y accidentes, para lo que se precisa una conexión a un servidor. Bosch lo llama ‘horizonte conectado’, y se trata de un sistema que permite una vista previa dinámica de la ruta y los ajustes correspondientes para establecer una estrategia de conducción: los vehículos conectados son advertidos sobre la proximidad de situaciones peligrosas después de una curva cerrada o de un cambio de rasante ciego, preparándose para reducir velocidad.

Bosch también está impulsando el envío de información sobre tráfico en tiempo real mediante la app myDriveAssist: cuando está activa utiliza la cámara del teléfono para detectar los límites de velocidad y envía la información a un servidor que la analiza y la pone a disposición de otros usuarios.

Bosch concibe la conducción automatizada como alivio en situaciones normales, como ir por autopista con tráfico favorable. Y para ello espera que el conductor confíe en el sistema, para lo que el vehículo tendrá que mantener al usuario informado en todo momento sobre lo que está haciendo de forma comprensible.

En los prototipos de Bosch, el interfaz hombre-vehículo HMI notificará cuando la conducción automatizada es viable. Además, el sistema contará con un doble pulsador para evitar una activación accidental.

Además, el HMI advertirá al conductor con antelación sobre la intención de cambiar de carril para que éste pueda controlar la maniobra basada en una imagen de vista de pájaro virtual.

La principal motivación de Bosch para el desarrollo de la conducción automatizada es la seguridad en las carreteras. La ONU estima que cada año alrededor de 1,3 millones de personas en el mundo fallecen en accidentes de tráfico.

En el 90% de los casos, el accidente se puede atribuir a un error del conductor . Así que aliviar al conductor del control del vehículo en situaciones complejas o monótonas puede ayudar a salvar vidas.

Hacia 2020, los vehículos con tecnología Bosch podrían conducir por sí solos en autopista, desde la entrada en la misma hasta la salida, como ya hacen algunos de sus prototipos en Alemania y Estados Unidos. Sin embargo, el marco legal marcará el ritmo de los avances.

Actualmente, existe una limitación legal recogida en la Convención de Viena sobre Circulación Vial de 1968, que dicta que los conductores deben mantener el control del vehículo en todo momento. Así que de momento no está permitida la conducción altamente automatizada. Sin embargo, se avecinan adaptaciones de la normativa en Alemania y en otros países. Un escenario podría ser permitir la conducción automatizada siempre que el conductor sea capaz de anularla o desactivarla en cualquier momento.