artes&LETRAS
De Brooklyn a Santo Tomé
Hilario Barrero, el pregonero del Corpus, presentó su nuevo libro en Toledo «Nueva York a diario»
valle Sánchez
El hijo pródigo ha regresado a Toledo. Y por la puerta grande. El poeta y catedrático Hilario Barrero, que sigue diciendo «cabalito» aunque lleva casi cuatro décadas residiendo en Nueva York, está viviendo su auténtica Semana Grande; primero, con el emocionado pregón del Corpus Christi ... que pronunció el miércoles en el Teatro de Rojas y, al día siguiente, jueves, en un acto más íntimo, con la presentación de su libro «Nueva York a diario», editado por Impronta, y la inauguración de su exposición titulada «Bestiario (cartones neoyorquinos)». La muestra, que estará instalada hasta el 4 de junio en el pasillo de la Borbón-Lorenzana, en la Biblioteca Regional, es una colección de dibujos y pinturas para ilustrar poemas y versos. Como los que se entrelazaron en la presentación de «Nueva York a diario», a la que asistieron el poeta y crítico José Luis García Martín; la subdelegada de ABC en Toledo, María José Muñoz, y la actriz toledana Lola Baldrich, que endulzó aún más los poemas de Barrero con su voz.
Fue Muñoz la encargada de presentar a este catedrático de la Universidad Pública de Nueva York, poeta, traductor y escritor toledano, que nació en pleno barrio de Santo Tomé, y de allí saltó hasta el mismo Brooklyn para «volver a explicar el subjuntivo», como él dice en uno de sus poemas. Muñoz recordó cómo «unas palomas moribundas» -una preciosa imagen colgada en internet- la llevaron hasta Hilario Barrero una tarde de otoño. Y, desde entonces, gracias a la sección «Nuestro poeta en Nueva York», -que se publica quincenalmente en Artes y Letras de Castilla-La Mancha-, Barrero se ha asomado fielmente a la ventana de la cultura de nuestra región. Del libro, Muñoz destacó un nuevo género, «el periodismo poético», que nace en estas páginas repletas de «caleidoscópias microhistorias» en las que el profesor Barrero describe «la fauna y flora que le rodean» y en la que «los lectores también son testigos de su «honda pena porla inexorable mortalidad del ser humano, por la pérdida de la belleza, la añoranza de la juventud y el futuro en sombras».
El famoso crítico literario, poeta y amigo personal de Hilaro Barrero, José Luis García Martín, habló de literatura, periodismo, poesía y del mundo de Barrero, que no sólo se circunscribe a Nueva York, sino a sus recuerdos, su vida en Barcelona, en Gijón, su viaje a Perugia, sus amores juveniles y su Toledo, esa ciudad en la que nació el poeta y que «se ha ido endulzando con el paso del tiempo».
De este diario, -un saco en el que todo cabe-, García Martín destacó también la faceta de «robaimágenes» de «Nuestro poeta en Nueva York» y llegó a decir que, como Galdós o Urabáyen, -a quien tanto admira el poeta-, también existe ya un «Toledo de Hilario Barrero». Y destacando su amor por «una ciudad cárcel en la que mi ademán sería condenado, donde una luz inquisitorial quemaría mi mirada en la plaza de Zocodover», comenzó su intervención en esta especial presentación de la vida a diario de un toledano en Nueva York que ha vivido, como él mismo confesó, «una semana muy especial» que culminó con el nacimiento de este diario que pudo tocar con sus manos por primera vez este mismo jueves. Es su otro hijo de su extensa bibliografía: Barrero ha ido construyendo una extensa obra literaria que conjuga diversos géneros. Poesía: Siete sonetos (1976), In tempore belli (1999), Agua y Humo (2010), Libro de familia (2011). Narrativa: Un cierto olor a azufre (2009). Diario: Las estaciones del día (2003),De amores y temores (2005), Días de Brooklyn (2007), Dirección Brooklyn(2009), Brooklyn en blanco y negro (2011). Traducción: De otra manera, de Jane Kenyon (2007), Delicias y sombras, de Ted Kooser (2009), El amante de Italia, de Henry James (2009), Lengua de madera. Antología de poesía breve en inglés (2011).
Hilario Barrero agradeció las palabras de su amigo José Luis Martín y de María José Muñoz, a la que elevó a categoría de «mi agente» y con la que ha discutido en estos últimos meses hasta del «sexo de las comas» del libro. Y también por la sorpresa de la presencia inesperada en el acto de la actriz Lola Baldrich, de su voz y de sus bellos ojos, con los que leyó varios poemas.
De ese Toledo de los años sesenta, una ciudad de provincias, «de castañeras en los soportales de Zocodover, de tarbenas donde servían un chato de vino peleón por cincuenta cénticos, de militaras, de ese comienzo de la televisión, de las corridas del Cordobés, del ministro Fraga...», Hilario Barrero recuerda con especial cariño a «Fotos Rodríguez», un establecimiento que, como define en su libro, «era el YouTube de la época, el facebook de los toledanos, en donde solían poner las bodas de la gente bien, que eran las que tenía más morbo». Y de ahí surge el recuerdo a Pablo, uno de los hijos, que estuvo en la presentación del libro y asistió emocionado al relato que Hilario Barrero hizo de esa época: «Pablo hizo unos retratos a color que expuso en una de las vitrinas, pero no tuvieron la misma aceptación que tenían las bodas. Los retratos mostraban tanto la personalidad del retratado como la del fotógrafo: Pablo, en aquel entonces, era un joven vehemente, inteligente, brillante. Un intelectual. Y según decían las chicas que iban a los guateques los domingos a El Cañizo, un chiringuito que había montado un grupo de amigos en casa de los Rivero, Pablo era un pequeño Dios griego, de pelo rizado, ojos de piedra, de ademanes desordenados y de carácter duro, como un pedernal. Durante un tiempo estuvo enamorado y cuando estaba con la novia, que se llamaba O., Pablo parecía otro, era como un cordero camino del matadero». Pero, pasó el tiempo, y Fotos Rodríguez desapareció...
Aunque las emociones no han desaparecido. Y han sido muchas estos días. Las de Pablo, oyendo a su amigo Hilario en la sala de conferencias de la Biblioteca del Alcázar; sus amigos de la infancia, sus vecinos de la calle Santo Tomé o los que, por fin, hemos podido conocer a este toledano que se ha llevado tan lejos un trozo de Toledo y, sobre todo, las emociones de su familia, de sus hermanos, en especial María Jesús, que no ha parado de llorar desde que supo que su hermano, el hijo pródigo, iba a ser el pregonero del Corpus. Sólo por eso ha merecido la pena este camino de flashes y entrevistas toledanas bajo los toldos del Corpus.
De Brooklyn a Santo Tomé
Noticias relacionadas
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete