El poeta, profesor y traductor toledano Hilario Barrero (1948) envía desde la ciudad de los rascacielos un nuevo texto que acompaña a una imagen de Nueva York, ciudad donde reside desde 1978
CRISTO DE BROOKLYN En la boca de algún lobo, en los sótanos del tiempo, en la humedad del callejón oscuro, en el misal de algún canónigo, en el lignun crucis de la primavera, en el «Stabat Mater Dolorosa» de la noche, en un lecho ya ... destruido debe de permanecer el olor de las torrijas, el sonido de la carraca de la catedral, el olor a incienso, el silencio de las emisoras de radio, el monumento gigante de la Primada, el perfume de los claveles de la Madre, el chisporroteo de las velas, el sermón de las Siete Palabras, la abstinencia de mi padre, los potajes de los viernes, el traje que estrené un Domingo de Ramos, el agua bendita del Sábado de Gloria, el rojo apolillado de la casulla del celebrante un Domingo de Resurrección, la primavera en que dejé de creer... Aquí, sin procesiones, sin saetas ni monumentos, sin el aire de luto del Viernes Santo, la lluvia avisando en los cristales y la noche como un paso en la procesión de las tinieblas, recuerdo otro tiempo que inútilmente busco, y es ceniza.
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete