Madrid Arena: Los seis puntos oscuros de la tragedia

Se rebasó el aforo

Miguel Ángel Flores siempre ha mantenido que vendió alrededor de 9.600 entradas , un millar menos del aforo máximo acordado. Sin embargo, distintos datos apuntan a cifras muchísimo superiores. Por un lado, los responsables de la imprenta que se encargó de la confección de los tiques han declado que el promotor encargó 17.500 unidades, y que esas fueron las que se imprimieron. Pero la prueba más válida es el recuento que hizo la Policía de las entradas que se hallaron escondidas. Son ocho urnas que, tras dos conteos oficiales, guardaban un total de 16.841, a las que habría que sumar alrededor de mil pases vip.

No manipularon las cajas

Habida cuenta de que el hallazgo de las urnas con las entradas le podría acorralar, la defensa de Miguel Ángel Flores ha intentado desde entonces, por activa y por pasiva, invalidar esa prueba . Ha mantenido reiteradamente que las cajas y sus cierres habían sido manipulados, con la finalidad de meter ahí más tiques de los permitidos en el aforo legal.

Tras diversos escritos al juzgado de Instrucción número 51, que es el que lleva el caso, su titular, Eduardo López-Palop ha emitido un auto contra el que ya no cabe recurso en el que da por buena la cadena de custodia de las cajas y su contenido. Esta línea de defensa queda así demolida.

Los vídeos son auténticos

Las imágenes captadas por las decenas de cámaras en funcionamiento del Madrid Arena durante la fiesta revelan numerosas irregularidades: las tres plantas del pabellón estaban atestadas de público; el aforo no se parceló por pisos; había menores; los porteros actuaban con brutalidad; cerraron el acceso principal para desviar a miles de jóvenes por dos entradas vetadas para el público minutos antes de la actuación de Steve Aoki ... Y, por supuesto, el enorme tapón y la avalancha mortal. Por todo ello, el promotor dice ahora que esos vídeos, muchos de ellos revelados por ABC, están manipulados o editados, lo cual es totalmente falso.

No hubo asalto al recinto

En su declaración judicial, Flores se empeñó en afirmar que, debido a la escasa presencia policial en los alrededores de la Casa de Campo, unos 4.000 jóvenes se saltaron todos los controles y penetraron en la fiesta sin orden ni entrada. Es su manera de argumentar el evidente exceso de aforo. Las imágenes rebaten este extremo: en ningún momento la entrada desde el exterior es descontrolada ni se cuela ningún grupo . El descontrol es ya dentro, cuando pasado la última línea de porteros desvían a miles de chavales por los muelles de carga, directos a la pista y al vomitorio de la tragedia.

Un informe a la medida del imputado

Una de las novedades del sumario es el informe de parte encargado por Flores a un arquitecto barcelonés. Entre otras «perlas», el documento concluye que el aforo máximo legal del pabellón era de 20.700 personas, el doble del verdadero, al incluir a cuatro individuos por metro cuadrado, y no a dos.

Vomitorios taponados

De los ocho vomitorios de la pista del Madrid Arena , sólo dos estaban practicables: el de la tragedia y uno lateral. Los tres escenarios para las actuaciones y las barras de bar colocadas se encargaban de taponar los otros seis.