El Palacio Real muestra sus centenarias cocinas
La zona más privada abre las puertas dentro de Gastrofestival Madrid
El Palacio Real muestra sus centenarias cocinas
A varios tramos de escalera por debajo del nivel del comedor de gala, y tras atravesar diferentes pasillos, se llega a las cocinas del Palacio Real, uno de sus espacios más secretos, sólo en ocasiones excepcionales abiertas al público. Precisamente en estas semanas, ... durante la celebración de Gastrofestival , serán accesibles a los visitantes, aunque las plazas ya están todas ocupadas: se agotaron apenas conocerse que abrían sus puertas.
Las cocinas de Palacio son impresionantes. Aún en activo para auxiliar en la elaboración de los menús de las cenas de gala -el último «gran evento» en el que se las utilizó fue la boda del Príncipe de Asturias , en 2004-, reunen en diferentes salas todo lo que se necesita para elaborar un banquete regio.
Los fogones son los clásicos de carbón ; de hecho, en un extremo de las cocinas está el depósito de este combustible, y hasta la carretilla con que se traslada. Hay varias pilas de piedra, y centenares de utensilios de cocina de cobre -fuentes, moldes de repostería, etcétera- de todos los tamaños y formas, distribuidos por las distintas salas. Precisamente el material del que estaban hechos era una fuente de preocupación de los médicos reales, dado que el cobre, si no está debidamente tratado, al contacto con determinados alimentos puede resultar dañino para la salud.
Hay varios morteros gigantes , paelleras capaces de albergar a varias personas juntas, y un elemento indispensable, dada la distancia entre las cocinas y el comedor de gala: varios calientaplatos profusamente decorados con el escudo real.
Aún se conserva una nevera, de madera por fuera, y por dentro de cinz, que funcionaba con bloques de hielo . Y un enorme horno del tamaño suficiente como para asar corderos o terneras enteros.
Unas cocinas regias, bellísimas en su estilo algo decadente, y aún utilizables -aunque para el «día a día» no compense ponerlas en marcha-. Su única pega, explicaba la guía de Patrimonio Nacional Juana María Sánchez Cano , deriva de su distancia del comedor: « Don Juan, Conde de Barcelona , decía que él sólo comía caliente cuando estaba de viaje, porque en Palacio siempre comía templado o frío».
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