Antonio román, alcalde de guadalajara
«Guadalajara tiene que ser una más en Castilla-La Mancha»
Asegura que en los próximos meses «tendremos buenas noticias para Guadalajara, por ejemplo en materia de sanidad»
patricia biosca/fernando rojo
Antonio Román Jasanada (Guadalajara, 1965) afronta la recta final de su segundo mandato como alcalde de la capital alcarreña con varios grandes proyectos en marcha y el dilema de si repetirá o no para una tercera candidatura, una cuestión que nos anuncia que se resolverá ... el próximo verano.
-¿Qué balance provisional hace de estos seis años y medio como alcalde?
-Estos años me han enseñado que, como alcalde, puedes solucionar los problemas del día a día de muchas personas, y eso es muy satisfactorio. Quizá quede demasiado simple, pero creo que es un mensaje de lo que significa la política local. Yendo a datos más grandilocuentes, hemos conseguido un cambio en la ciudad de Guadalajara en época de crisis. Y así me lo hace saber gente que, por ejemplo, llevaba bastante tiempo sin venir. Hoy me dicen que la ciudad es más limpia, está más cuidada, tiene un cierto orden... y por eso creo que ha habido un cambio positivo.
Tercera candidatura:
«No lo sé. Me gusta mucho la política municipal, pero llevo 20 años dedicado a esto»
-¿De qué proyecto está más orgulloso?
-Desde el punto de vista urbanístico, quizá el proyecto que más significado va a tener de cara al futuro es la apuesta por el centro histórico. Estaba viejo, sin inversión desde hace muchas décadas y desde hoy puede lucir un aspecto mucho más arreglado. También la apuesta por el deporte, que ha estado muy vinculado a mí. Hemos trabajado mucho para que campeonatos como el Mundial de Karate o el de Gimnasia Rítmica hayan dejado mucho en la ciudad. No solo buena imagen y un buen sabor de boca, sino también mucho dinero. Y en tercer lugar, es la clara implicación social. Me ha tocado vivir como alcalde quizá la crisis más dura que ha vivido la sociedad española desde hace décadas, pero hemos apostado por ayudar a las personas con más dificultades, multiplicando las ayudas para emergencia social de 20.000 euros en 2007 a más de 300.000 que gastamos este año.
-Uno de sus proyectos estrella es el del Eje Cultural. ¿Qué ventajas va a haber para el ciudadano?
-Guadalajara camina hacia 100.000 habitantes, una ciudad de tamaño medio. Y estas ciudades tienen un problema de movilidad significativo, porque los centros históricos tienden a ganar espacio para el peatón. Por lo que todo esto es un cambio a mejor, aunque en momentos de cambio siempre hay críticas. El Eje Cultural pone en valor los monumentos principales de la ciudad, desde el Palacio del Infantado, hasta la iglesia de Santiago, la Concatedral o el Palacio de Luis de Lucena. Es el eje por donde pasean nuestros turistas y es una vía donde no se había invertido desde que era la antigua carretera de Zaragoza. Cuando esté terminado ganará la fluidez del tráfico en esta zona, ganará el aspecto físico y va a ser mucho más atractiva para el turismo.
-Se ha anunciado también una gran inversión en el emblemático parque de la Concordia.
-Es un parque que sí ha tenido inversiones, pero ahora le toca una mejora integral. ¿Cuándo se hará? Quizá en el último semestre del 2014, después de las Ferias.
-De su gestión al frente del Ayuntamiento, una de las decisiones que más críticas ha recibido por parte de la oposición ha sido la privatización de algunos servicios como el agua o las basuras. ¿Han demostrado la rentabilidad que buscaba?
-No me gusta hablar de rentabilidad solo en términos económicos. Me gusta hablar de eficiencia, de conseguir la mejor calidad al menor coste posible. Ha habido críticas de índole político por la forma de gestionar estos servicios, que, por otra parte siempre ha sido absolutamente legal. Como por ejemplo, la gestión de la basura. Lo que ocurre es que cuando el PSOE dice «se va a privatizar», hay que recordarles que han gobernado en el Ayuntamiento 16 años desde el primer Gobierno democrático, y lejos de municipalizar estos servicios, los han ampliado. ¿Por qué? Porque defendiendo la función de los empleados públicos, hay determinados servicios que se prestan a una mayor calidad y a un menor precio desde empresas especializadas. Por ejemplo, la filosofía del proyecto Smart City, donde hay ayuntamientos de todo color político. Estamos convencidos de que en cinco años será la línea de trabajo de todos los Ayuntamientos de España.
-También hay duras críticas por el descenso de pasajeros en las líneas urbanas de autobuses.
-Pueden tener parte de razón, pero son verdades a medias. Están comparando datos que les benefician. Si miramos todo el transporte nacional, vemos que, motivado por la crisis económica, hay un descenso de usuarios en todo el país. No voy a negar que el cambio de líneas ha podido repercutir en el número de viajeros, pero no como único factor, como dice la oposición.
Oposición:
«El PSOE está más en la oposición del titular que en la que quiere gobernar en Guadalajara»
-Entonces, ¿por qué se tomó esta decisión?
-Los propios socialistas definían las líneas de Guadalajara como «líneas turísticas», que hacían kilómetros y kilómetros en vacío, con infinidad de paradas y un coste enorme. Estudiantes y trabajadores que tenían que coger el tren se quejaban de que tardaban más en autobús que andando. Creo que el autobús urbano había que cambiarlo y también pienso que hay que seguir mejorándolo. Hemos presentado una modificación a los técnicos municipales para que den el visto a las propuestas de los vecinos.
-Y hablando de impuestos. ¿Suben? ¿Bajan? ¿Quién miente?
-Las plusvalías bajan un 10 por ciento. El impuesto de vehículos baja el 3 por ciento. Basuras baja el 3 por ciento también. Esa es la realidad de lo que se ha aprobado. Puede haber discrepancia en cuanto al IBI, porque bajó el tipo de interés, pero hay una revisión del valor catastral. Por eso trabajamos en dos líneas: una, de bonificaciones de impuestos con el sistema especial de pagos que añade una rebaja del 4 por ciento; y además, una línea de subvenciones, que este año pensamos incrementar. En cuanto al agua, tema aparte. Cierto es que sube, como consecuencia de que le cuesta más al Ayuntamiento porque la Mancomunidad de Aguas del Sorbe ha pasado de 0,12 a 0,16 el litro y hay un desequilibrio producido por la disminución de consumos, sobre todo en el sector industrial. Pero hemos hecho que el que menos consume pague menos. En cualquier caso, seguimos siendo una de las ciudades de España con el agua más barata.
-Durante los años en que el gobierno municipal del PP coincidió con gobiernos socialistas en Castilla-La Mancha, tanto Bris como usted se quejaron del maltrato de la Junta a Guadalajara. ¿En qué medida ha cambiado esa situación desde que gobierna Cospedal?
-Nos encontramos en un periodo en el que ha descendido la inversión pública, como consecuencia de la crisis económica y la deuda que había en la Junta. Y aún así, tengo que decir que una reivindicación durante mi alcaldía, como fue la adecuación de Francisco Aritio y que anunció el candidato socialista en 2007, no lo ejecutaron. Y fue lo primero que hizo María Dolores de Cospedal. El equipo de Barreda nos ayudó en dos instalaciones que tenían acordadas: el Palacio Multiusos y el Espacio Tyce. Pero vinieron a hacerse la foto, y luego no lo pagaron. Sin embargo, el gobierno de Cospedal ha disminuido la deuda con el Ayuntamiento de Guadalajara de los quince millones a prácticamente dos y medio. Por tanto, algo está cambiando. ¿Que a mí me gustaría más? Sí. Y lo seguiré reivindicando. Creo que Guadalajara tiene que ser una más en Castilla-La Mancha y no lo que fue durante mucho tiempo para los Gobiernos socialistas: la apartada en la zona noreste de la región. En los próximos meses tendremos buenas noticias para Guadalajara...
-¿Por ejemplo, en las obras del hospital?
-Por ejemplo, en materia de sanidad.
-¿Cuándo podremos volver a entrar en el Teatro Moderno?
-El Ayuntamiento estuvo de mero observador hasta que tuve varias conversaciones con el consejero y le ofrecí que el Consistorio, con una serie de condiciones, pudiese ser gestionado por el Patronato de Cultura. Pero antes de poderlo abrir, hay una serie de inversiones que hay que acometer. El Ayuntamiento puede aceptar algunas de ellas, pero evidentemente no todas. Y ahí está la negociación. Ahora falta algún fleco jurídico.
-¿Se va a volver a presentar a la alcaldía?
-No lo sé. Y soy sincero. Hay días que debo reconocer que pienso que ya he terminado mi ciclo. Otros días que podría estar un mandato más. Siempre dije entre 8 y 12 años. Si se lo preguntan a mi mujer y mis hijos, les dirán que les dedicara más horas del día a ellos, que ya llevo muchas dedicadas a la vida municipal. Si se lo preguntan a algunos votantes y compañeros de partido, pues dicen que continúe. No lo sé, me gusta mucho la política municipal, pero tengo 48 años, llevo 20 dedicado a esto y eso te hace pensar muchas veces que es hora de que pase el relevo a otro. Por otra parte, he conseguido, con un equipo que es más valioso que yo, ciertos cambios que podemos continuar. Y te hace pensar que es posible intentar un último mandato.
-¿Y cuándo tendrá que tomar esta decisión?
-En torno al verano próximo.
-En el PSOE parece haber discrepancias sobre quién asumirá la candidatura a la alcaldía.
-Creo que deben tener un debate. Lo hubo en el PP en su momento cuando Alique llegó a la alcaldía. Y comprendo que el PSOE, después de haber tenido el mayor descalabro electoral de la historia, esté pensando en un cambio. A mí lo que me gustaría sería una oposición más coherente, porque vemos que las críticas que hacen, luego no las cumplen. Están más en la oposición del titular que en la que quiere gobernar en Guadalajara.
-¿Qué conclusiones podemos sacar de lo ocurrido con el Deportivo Guadalajara? Aunque se trate de una sociedad anónima, ¿no debería exigírsele más transparencia, dadas las importantes subvenciones que recibe?
-Es una empresa muy sui generis, porque tiene una gran repercusión social. Yo en este año me he sentido muy dolido con la situación que ha vivido el club y que ha afectado a la ciudad. Y por eso me impliqué, probablemente más de lo que me correspondía. Y volvería a hacerlo. Lo que siempre he pedido es que cualquier empresa, pública o privada, debe cumplir las normas.
«Guadalajara tiene que ser una más en Castilla-La Mancha»
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