Desesperada

Ese celo con el que Beatriz Sestayo vigila las farolas parece terminar ahí. Porque no ha debido parecerle un ejercicio de manipulación ciudadana la manifestación que los sindicatos del naval le organizaron para su mayor gloria en este arranque de campaña. En el pecado llevó la penitencia: ha sido una parodia de movilización en una ciudad que en otras ocasiones sí se ha echado a la calle en masa para defender su sector económico principal.

Quienes ayer recorrieron Ferrol fueron los de siempre, esa izquierda —política y sindical— resentida que no traga con el hecho de que gobierne el PP con la primera mayoría absoluta de la historia de la ciudad. Y lo que es peor, que desespera al ver cómo las encuestas vaticinan otro resultado notable para Rey Varela, que no necesita de la agitación social para ser mejor valorado y tener más apoyo que Sestayo. Nada raro.

Quizás porque los ferrolanos saben que el alcalde no encarga fragatas en Navantia, pero que no por ello ha dejado de plantarle cara a su propio partido para exigir que los directivos de los astilleros justifiquen sus sueldos con más carga de trabajo. Y tampoco ignoran que ha apoyado toda manifestación —incluida ésta—en defensa del naval en la comarca, aun a sabiendas de que siempre son politizadas en su contra.

Más allá de preguntarnos dónde estaba la picajosa Junta Electoral para tolerar este desfile político-sindical, cabe preguntarse si el PSOE ferrolano parará aquí o seguirá jugando sucio en lo que resta de campaña. Piensen mal y acertarán.