Suscribete a
ABC Premium

EL GARABATO DEL TORREÓN

La cultura, aseo político

De lo que se habla en esta columna no es de partidos ni despachos, sino de ética

juan soto

Azaña fue uno de los más brillantes prosistas de su generación, Maura compaginó la «revolución desde arriba» con la presidencia de la RAE y Cánovas ocupó escaño en cinco reales academias. Incluso nuestro tiempo conoció a políticos como Fraga, que deglutió medio Espasa, y ... Calvo-Sotelo, lector empedernido desde mucho antes de revelarse como gran memorialista. Ello no significa, sin embargo, que para el desempeño de la función política sea exigencia irrenunciable el grado de la erudición polígrafa, ni el primor literario, ni el don de la oratoria, ni siquiera un natural buen gusto. Se puede ser un buen gestor de la res publica e ignorar lo que son consonantes fricativas o bostezar con los coros canónicos de Schönberg.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia