«La culpa de que Picasso se marchase de La Coruña la tuvo su profesor de arte»

«La culpa de que Picasso se fuera de La Coruña la tuvo Román Navarro», recuerda el director del Museo Histórico Militar de esta urbe, el coronel Fernando Mariño, antes de inaugurar una exposición sobre su figura. Navarro trabajaba junto a Ruiz Blasco en la Escuela de Bellas Artes hasta que, en 1895, obtuvo la cátedra de la de Barcelona, un puesto a priori mucho más prestigioso. Pero este pintor y militar era un apasionado de la ciudad herculina y no pensaba dejarla así como así, por lo que permutó su plaza con la del padre de Picasso. Éste no se lo pensó dos veces.

La muestra que desde este viernes se puede visitar en el Museo Histórico Militar recoge veinticinco cuadros que resumen la trayectoria de Román Navarro. Como militar, se asentó desde 1885 hasta su muerte en 1928 en el Regimiento de Cazadores de Galicia de La Coruña. Como pintor y docente, además de rechazar (además de la cátedra barcelonesa) ser profesor de dibujo del futuro rey Alfonso XIII, destacó como retratista y pintor de escenas de la vida militar. «Trató de compaginar como pudo su amor al arte y a la milicia para no moverse de aquí», afirma Mariño.

Su influencia en Picasso, uno de sus discípulos, se refleja en dos de las obras que el malagueño pintó en La Coruña: «Retrato de Modesto Castilla disfrazado de moro» y «Retrato de hombre barbudo». La exposición se puede visitar hasta el 31 de mayo de 2015, por lo que se solapará con otra muestra de gran importancia para el reconocimiento de la ciudad como parte del «triángulo» español (Málaga-La Coruña-Barcelona) que forjó la trayectoria como pintor del hijo de José Ruiz Blasco: la que conmemorará (el próximo año) los 120 años de su primera exposición.