Anova: entre la espada y la pared

Elija lo que elija la militancia este domingo para concurrir a las europeas, la formación de Beiras quedará tocada. La decisión afectará de lleno a la cúpula o a los cimientos de AGE

Anova: entre la espada y la pared efe

cristina pichel

No habrá término medio para los de Xosé Manuel Beiras en las elecciones europeas del próximo mes de mayo. Elija lo que elija la militancia de Anova este domingo —mediante voto en urna—, la decisión afectará de lleno a una formación con poco más de ... dos años de vida. Y es que la dirección de la organización —su denominada coordinadora nacional— ofreció a las bases un guión prefijado con tres opciones. La primera, «que Anova participe integrada en coalición con la izquierda federal», es decir, dentro de la candidatura de Izquierda Unida y, a la postre, la de su federación gallega.

La segunda, «que Anova conforme una coalición con fuerzas políticas de la izquierda nacionalista de las naciones sin estado y/o plataformas cívico-políticas de izquierda y rupturistas». En otras palabras, el «frente amplio» al que Beiras llamó desde un principio y del que el BNG se descolgó por incluir a fuerzas «de obediencia española», en clara referencia a EU. Y, como tercera alternativa, la formación nacionalista propone a su militancia no concurrir al proceso electoral.

Todas ellas ofrecen un complicado desenlace para una fuerza que en los últimos tiempos se ha desangrado por los cuatro costados. A la dimisión de Martiño Noriega como número dos el pasado diciembre se sumaron otras cinco en la permanente y una en la comisión ética y de garantías, el órgano que, tras expulsar a 17 militantes de Redondela, agudizó las diferencias internas entre dos sectores con posturas casi irreconciliables.

Precisamente esos dos bandos conocerán sus apoyos en la votación del domingo. La parte dominante de la cúpula, que defiende la posibilidad de elegir a un socio diferente dependiendo del contexto electoral (representada por dos viejos amigos de Beiras, Luis Eyré y Mario López Rico), se vería totalmente deslegitimada si la militancia opta por concurrir con IU, pues tendría que cambiar el rumbo de sus políticas para afianzar AGE más allá de la sede parlamentaria.

Y como contrapartida, el sector que apuesta por consolidar la coalición —cuya cara visible es el propio Noriega— resultaría vencedor si se escoge esta alternativa, aunque perdedor si la militancia elige la segunda. Confluir de la mano de otras fuerzas nacionalistas, ya sea gallegas o del resto del territorio español, complicaría de manera notoria el futuro de AGE no solo en el Parlamento, también de cara a las municipales de 2015, al tiempo que dañaría su imagen, pues los ciudadanos acabarían disociándola.

Un desenlace abierto

Por su parte, la tercera opción, que se abre camino como «la menos mala», supondría el fracaso de la gestión de alianzas o un castigo a la cúpula por sus decisiones. «La verdad, me espero cualquier cosa debido al conflicto interno que tenemos», indica un militante, que incluso se plantea no votar.

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