«Ya han determinado de antemano que los culpables son los padres de la niña»

—¿Por qué aconsejó a Rosario Porto que no participase en la reconstrucción de los hechos?

—Avisé que mi cliente no participaría en ninguna decisión de este tipo mientras no se levantase el secreto de sumario. Estoy harto de verlo todo en prensa y yo no saber nada. El acusado tiene derecho a saber qué se tiene contra él para tratar de rebatirlo.

—¿Por qué cree que el sumario sigue siendo secreto?

—Parece que tenía tantas pruebas concluyentes y no debe tenerlas, pues ya las habría presentado.

—¿Ve prob able que se impute a una tercera persona en este caso?

—Deberían abrir diligencias penales contra quien la encontró, porque no sé si está faltando a la verdad. Hay uno que hasta asegura que se sintió observado y que vio que el cadáver tenía una mano cambiada de sitio. Esto sucedió en torno a la una de la mañana. A las diez y media ya estaba esta señora en la Policía denunciando la desaparición. Sale a las doce menos cuarto escoltada por un agente que la lleva a casa, donde ya están la madrina de la niña y su padre. La Policía llega sobre las tres de la mañana para notificar que se encontró el cadáver. Si a las diez y media el cuerpo no estaba y a la una apareció allí, con mi cliente localizada en todo momento, una de dos: o alguien colaboró en la puesta en escena del cadáver o quien la mató la llevó hasta allí.

—¿Ve concluyente el hallazgo de la cuerda naranja al lado del cadáver?

—Para nada, ya que es una cuerda que se usa mucho en zonas rurales. Creo que quien cometió el crimen puso esas pruebas en contra de Porto. No tiene ningún sentido que si, como se dice, llevaba meses planificando el asesinato de su hija —por alguna extraña razón— y tiene una mente fría y calculadora, dejase todas esas pistas. Me parece increíble que no hayan llevado allí a los vecinos de la zona para comprobar sus coches y sus zapatos. Parece que ya se ha predeterminado de antemano que los culpables son los padres y sólo se van a usar las pruebas en ese sentido, sean reales, inventadas o circunstanciales.

—¿Cree que ya se ha juzgado a su clienta?

—Absolutamente. De otra forma no se explica que se destaque que ella había sido la última en apagar la alarma de su casa o que había estado recientemente en la finca de Montouto, cuando ambos fueron lugares a los que acudió junto a la Policía.