«Laura era buena y dulce. Una pena, 23 años»
Especialistas de la Policía se han trasladado a Galicia para colaborar en la identificación de las víctimas y en la investigación del siniestro
«Laura era buena y dulce. Una pena, 23 años»
Rosalina Ynoa , una alta funcionaria de la República Dominicana, quería dar una sorpresa a su hermana visitándola en la capital gallega. La hermana de Rosalina supo anoche que ésta había decidido venir a verla desde su país de origen sin avisarle para darle ... una sorpresa, y que debía haber llegado en tren a Santiago.
La alegría inicial se tornó en desesperación cuando la mujer cayó en la cuenta de que el tren en el que debía haber llegado su hermana era el que había descarrilado al entrar en las cercanías de Santiago.Esta mañana, ella y su pareja han ido al Hospital Clínico, donde han previsiblemente le han comunicado la fatal noticia.
El caso de Rosalina es una más de las historias personales que se entremezclan entre lágrimas por las ochenta víctimas del accidente ferrovario. Pilar Quiles tiene el corazón roto. El vicario de la iglesia de Santa Teresa de Jesús del municipio madrileño de Colmenar Viejo, José María Romeral Escribano , para ella Chema, iba a bordo del Alvia. Esta mujer ha hecho de la gestión de esta tragedia su misión en la vida y, como ella, el resto de feligreses que la llaman con insistencia. Su teléfono móvil echa humo.
Ella sabía que en ese convoy viajaba este religioso, de 65 años. Se lo había contado previamente. Chema, como lo llama su parroquia, tenía intención de reunirse en Galicia con un sacerdote amigo suyo. «Me dijo que venía para aquí y que nos veríamos», cuenta esta desconsolada mujer, y al hacerlo confiesa que intenta poner un barniz de normalidad e informar de esta tragedia, al considerar que estas historias han de conocerse.
«No vengas, esto es un caos»
Una mujer menuda poco aficionada a las cábalas se presenta en el edificio Cersia, donde se ha centralizado la información a los familiares de las víctimas del accidente ferroviario, con un drama a voces: «Laura era buena y dulce. Una pena, 23 años».Prefiere no dar su nombre, pero sí proporciona el de esta joven, novia de su hijo desde hace cuatro, originaria de Pontevedra y que viajaba en el Alvia siniestrado, de vuelta a su adorada Galicia, tras culminar en Madrid su proyecto de fin de máster. Rota por el dolor, recuerda que su sobrino la llamó este 24 de julio y le preguntó si su hijo estaba en Santiago. Ella contestó que sí, entonces el chico prosiguió: «Pues hubo un atentado. No, un accidente de tren».
Entonces, comunicó con su hijo. Estaba bien. Pero lo que le contó a continuación hizo que saltasen todas las alarmas: en ese convoy iba Laura . «Yo no lo sabía. Sabía que venía a finales de mes pero no cuándo. A partir de ahí ya no sé qué me dijo, yo ya no me acuerdo. Quise ir, pero mi hijo me dijo, no vengas, esto es un caos».
No habló con los padres de la muchacha. Llamó a los teléfonos habilitados para consultar. Puso las noticias. Escuchó exceso de velocidad y por su mente rondó un pensamiento. Si eso es cierto, «cuántos chavalitos, cuánta gente se quedó ahí». De la pareja de su hijo no alberga esperanzas de encontrarla. «Si no está entre los supervivientes, supongo que estará entre la gente fallecida, ¿no? Era muy buena, muy dulce»
Muy joven era también Celtia Cabido , que viajaba a Santiago de Compostela junto a una prima para ver a unos amigos que había conocido durante un Erasmus en Polonia, coincidiendo con la celebración de las fiestas del apóstol. Las dos jóvenes se habían subido al tren en Ourense, con destino a Santiago de Compostela, donde ocurrió el trágico suceso. Entre sus planes inmediatos, Cabido tenía previsto viajar a Londres este verano.
Yolanda Delfín Ortega se encontraba entre las personas desaparecidas en el accidente y, a través de su enterno familiar, hemos conocido que está entre las víctimas mortales del siniestro. Yolanda estaba en Santiago en un intercambio para estudiar Derecho , había sido dada como por desaparecida y su novio y conocidos pidieron a través de la red social Twitter ayuda para saber de ella. El novio de la joven se había comunicado con ella cinco minutos antes del accidente a través de Facebook. Horas después, fuentes del entorno familiar señalaron visiblemente emocionados que las autoridades españolas les confirmaron la muerte de la mexicana, según informa Notimex.
Sara Fuenmayor , de 36 años y natural del departamento de Antioquia, en el noroeste venezolano, vivía en Madrid desde hace quince años y era madre de una niña de once años y un niño de tres, según informaciones del periódico El Colombiano.
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