DEPORTE FEMENINO

Una pantera del balonmano

Mireia Payá, capitana del Canyamelar Valencia, ensueña tiempos mejores para una región que fue potencia europea

Una pantera del balonmano MIKEL PONCE

RAÚL COSÍN

Un empuje fiero y rotundo que se revela a través de unos ojos teñidos de pasión, de ambición, de veraz garra y probadas dotes de liderazgo. Cuenta su vocacional historia con el balonmano con ímpetu, porque para ella su deporte ya hace mucho tiempo que ... se convirtió en el estilo de vida que le embaucó. Trabajar. Entrenar. Competir. Desear ardientemente el balonmano. Defenderlo como una pantera. Y hacerlo además en el club de toda su vida, el que capitanea. Mireia Payá Úbeda (Valencia, 5/12/1987) abandera el Handbol Canyamelar Valencia, uno de los equipos supervivientes, junto al Elche Mustang, en División de Honor de una región que fue potencia nacional y europea.

Una visita escolar cuando contaba diez años le llevó al centro polideportivo del Cabanyal. «Fui engañada porque pensaba que el balonmano era voleibol. Resultó que no y que ya no volví a salir de ese pabellón», recuerda. Reconoce que se enamoró perdidamente de ese deporte. Desde ese momento fue ya su prioridad. Siendo cadete ya iba con la selección valenciana y le empezó a llamar la española, pero lo más llamativo es que el equipo senior comenzó a contar con ella para las pretemporadas. «Era una niña, pero era una ilusión tremenda estar con las mayores. Y más en aquellos años con muchas extranjeras y muchos equipos fuertes en la Comunidad. En aquel tiempo acababa una temporada, me iba en agosto con la selección española o con las senior y empalmaba ya con la siguiente temporada», explica la extremo, al tiempo que subraya que «poco a poco, casi sin darme cuenta, y además en un entorno en el que tenía a mis amigas, se convirtió en algo imprescindible».

Llegó definitivamente al primer equipo con 17 años. «Ahora tengo 26. Sólo salí una temporada en la que necesitaba cambiar de aires y me fui a Lleida», cuenta. Pero Mireia no tiene dudas, su equipo es el Canyamelar, si bien confiesa que «me gustaría probar la experiencia en algún momento de jugar en otro país, conocer otro campeonato, otro idioma».

La valenciana le da gracias al balonmano «por esa adrenalina que sientes cuando estás jugando, cuando compites,… por la sensación de jugar contra grandes equipos como Bera Bera o Guardés y, aunque no somos de los clubes fuertes de la competición, disfrutar de esa sensación cuando les ganas». Pero para Mireia, que también es entrenadora personal, el balonmano también le dio la posibilidad de estudiar en la Universidad al ser deportista de elite.

Equipo de cantera

La pupila de Susana Pareja , una de las grandes del balonmano valenciano, es voz más que autorizada para contar qué es el H. Canyamelar Valencia: «Somos un equipo cuyas jugadoras, en un 85%, han llegado a la máxima categoría desde la cantera. Manda la vocación y la pasión que tenemos. La gente está enamorada de este deporte y por eso sobrevive el club. La vocación de las chicas y los grandes esfuerzos que hace una directiva entregada para mantener este castillo de naipes, haciendo malabarismos». Los objetivos: la permanencia y entrar en la Copa de la Reina.

Mucho ha cambiado el balonmano de la Comunidad Valenciana. De ser referencia nacional y continental, con más respaldo privado que público, a intentar sobrevivir. Elche y Canyamelar aguantan. Dada la dificilísima coyuntura, Mireia explica que «competimos por sueldos irrisorios. Recorremos en bus España de norte a sur y de este a oeste. Viajes en el día, algunos de 1.100 y 1.200 kilómetros, para llegar, competir y regresar sin descansar. Cuando llega el momento de competir, la gente lo hace con todo. Tobillos o rodilladas tocados, lesiones crónicas,… pero competimos igual si es posible. El grado de compromiso es brutal».

Mujeres triunfadoras

La balonmanista como capitana intenta «mantener la sintonía en el vestuario y hablar mucho con la directiva. Me lo tomo muy a pecho; soy muy protestona». Mireia, una líder incontestable, veraz, rotunda, lamenta que «ya está bien con el fútbol que se lleva todo y otros deportes nos quedamos con las migajas o ni eso. Que apuesten las empresas no sólo públicas, sino también las privadas. Es triste lo que ha pasado en el balonmano valenciano y también en otros deportes. Si no se remedia, muchos están muriendo».

Meridiana es en cuanto a la figura de la mujer en el deporte: «Sobran las palabras. Nos dedicamos a lo que cualquier deportista sea hombre mujer: trabajamos, entrenamos, competimos y somos ambiciosas. Estamos demostrando que hay muchas triunfadoras y dando ‘bofetones’ a quienes no creen en nosotras».

Una pantera del balonmano

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