DEPORTE FEMENINO
Una líder de pista y banquillo
Susana Pareja, que fue referente del balonmano femenino nacional como jugadora, traslada ahora su experiencia como entrenadora del Handbol Canyamelar Valencia
RAÚL COSÍN
El gran reto de la figura del entrenador es que su mensaje, su discurso, su idea de qué debe ser y cómo tiene que actuar su equipo llegue a los adentros de quienes están bajo su dirección. Y al tiempo debe hacer las veces de ... gestor de grupo. Y radiografiar cada carácter. Y explorar y empastar cada ego. Y explotar al máximo las prestaciones de cada cual. Y, obviamente, exprimir el gen competitivo. Susana Pareja Ibarra (Sedaví, Valencia 13/3/1973) fue sobre una pista de balonmano una mezcla de pura pasión por lo suyo, de garra, de sacrificio al límite, de ganas de ganar siempre sin dar por perdido un segundo de cada partido y de talento. Y por ello fue una de las mejores del balonmano femenino, llenó el zurrón de los éxitos de logros nacionales y europeos a nivel de clubes y formó con la Selección española en Juegos Olímpicos, Mundiales, Europeos... Ganar, ganar, ganar y ganar. Y saber que eso no lo regala nadie y que para conseguirlo hay que vaciarse. Se retiró con 35 años después de acumular dieciocho como jugadora profesional. Tenía un sueño: ser madre. Pero la pista le llamó a gritos para volver.
Toda su experiencia la recoge en su libro de estilo y ese es el mensaje que espera que aprendan las jugadoras del Handbol Canyamelar Valencia de División de Honor, a quienes guía en cada entrenamiento y dirige en cada partido desde ese lugar a veces solitario y en ocasiones maltratado: el banquillo.
Confiesa que «es más complicado ser entrenadora que jugadora», pero asegura que «el haber sido jugadora te permite saber cuándo alguien lo percibe todo; cuándo está en ese puntillo que le pides cualquier cosa y es capaz de hacerlo; o cuándo una jugadora por contra desconfía de poder hacer las cosas».
Pareja tiene su propio argumentario como entrenadora. Pero es obvio que tiene sus referencias de su época como jugadora. Cristina Mayo le marcó rotundamente. «Su lucha. El no bajar los brazos ante nada. El siempre querer más y más y más. Es la entrenadora que me formó. He pasado prácticamente toda mi carrera deportiva con ella», dice.
Máxima exigencia
¿Y qué es propio de Susana como técnico? «Quiero trasladar lo que hice como jugadora: vaciarme en cada partido, darlo todo durante los sesenta minutos, en los que le ponía toda la pasión, todo el corazón... Eso es lo que quiero transmitirles y quiero ver. Que sepan que son capaces de hacer las cosas y quieran hacerlo. Les falta creérselo».
La preparadora valenciana dirige a un equipo joven. La media de edad está entre los 22 y los 23 años. Y es consciente de que la coyuntura actual y la recompensa nada tiene que ver con cuando ella era jugadora. Aquella época dorada del balonmano femenino «con clubes potentísimos en la Comunidad como el Sagunto (luego el Osito), el Cementos La Unión, el Elda Prestigio, el Alicante o el Elche» y jugadoras -compañeras o rivales- como «Cristina Gómez, Natalia Morskova , Izaskun Mugica, Silvia del Olmo, Ania Esmon, Begoña Sánchez, Mayte Andreu o Tania Medved».
Sus chicas estudian o trabajan por la mañana, descansan y entrenan a diario. «Es cierto que no es igual que antes. Yo jugaba por pasión, pero eran tiempos en los que se cobraba bien. Ahora trabajan, estudian, vienen aquí porque les gusta. Pues ya que están que disfruten y que compitan. La pasión y el disfrute no están reñidos con la competición. A mí esto me apasiona, pero a mí me gusta ganar, ganar, ganar y ganar», significa.
Un equipo luchador
Ya se ha cruzado el ecuador de la temporada. La idea es acabar lo mejor posible, pero se acerca el momento de diseñar el futuro. Pareja ensalza el sacrificio de las chicas, así como el de la directiva y el cuerpo técnico para apoyar el proyecto. «Me he comprometido este año. ¿Que la temporada que viene quisiera seguir? Claro. Esto me gusta mucho. Me encantaría seguir con este grupo, porque creo que se pueden hacer cosas increíbles. ¿Mi meta? Que crean que son capaces conseguir lo que quieren».
Susana quiere seguir afinando su modelo de equipo. «Quiero un Canyamelar que se vacíe en cada entreno y en cada partido, que compita siempre, que crea, que sea regular y no deje de luchar», explica la preparadora al tiempo que concreta que «el equipo tiene que mantener siempre el pulso competitivo. Hay jugadoras de la base que tienen muy buena proyección. Y con las que estamos y las incorporaciones que se puedan hacer, pues el objetivo es consolidarnos en el balonmano femenino. Y ojalá que Valencia vuelva a brillar».
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