opinión
Pisoteando la ley sin pestañear
luis ventoso
Imaginemos que en el telediario sale un mangui y proclama: «Quiero asaltar una gasolinera. ¿Y si el gasolinero se opone yo qué haré? Hacerlo. ¿Y si la policía trata de impedírmelo yo qué haré? Hacerlo». Absurdo e inconcebible, claro.
Pues bien, este fin de semana ... Oriol Junqueras, líder del partido que cogobierna de facto Cataluña, persona en teoría de cierta inteligencia, anunció en los telediarios con idéntica fórmula su intención de realizar un referéndum ilegal en Cataluña. «¿Qué haremos si nos prohíben hacer la consulta? Hacerla». ¿Y si nos dicen que es ilegal? «Hacerla».
Junqueras, diputado, titulado universitario, doctor, profesor universitario, anuncia con toda su placidez y sosiego que se propone vulnerar las leyes vigentes que hemos aprobado libremente. Sin alterarse lo más mínimo, con estudiado tono mansurrón, lo cierto es que llama abiertamente a la insumisión y a romper nuestro Estado de derecho, es decir: a la sedición. ¿Y qué ocurre? Nada. Un chorizo con medio gramo de hachís recibe con más fuerza la respuesta de jueces, fiscales y policías que quien dice abiertamente que quiere romper las estructuras del Estado saltándose la ley. Notable también que blogueros, contertulios y progresistas de piel de melocotón que ante cualquier frase altisonante de Wert braman desde sus atalayas mediáticas no tengan nada que decir contra quien anuncia que quiere romper la legalidad vigente con el objetivo de acabar con el país donde vivimos todos.
Y una vez más, como siempre, un pusilánime silencio del Gobierno, que permite que un desafío tan descabellado como el de Junqueras aparezca ya como la cosa más razonable del mundo. En comunicación el que calla otorga y si tú no hablas, tu adversario ocupa todo el espacio mediático, por muy insensato que sea lo que dice, es él quien coloca su mensaje.
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