Gaudí, con G de Güell
El Círculo Ecuestre rinde homenaje al arquitecto en un ciclo que proseguirá con Sert y Miralles
Gaudí, con G de Güell
Desmitificar a Gaudí. Con este ambicioso título, el historiador y crítico de arte Daniel Giralt-Miracle abrió el ciclo que el Círculo Ecuestre dedica a tres arquitectos fuera de serie y que proseguirá con Josep Lluís Sert y Enric Miralles, bajo la batuta ... del catedrático Josep M. Rovira. Hoy parece mentira, pero hasta los años sesenta, el creador de la Sagrada Familia fue menospreciado y ridiculizado. Giralt-Miracle rebatió los tópicos antigaudinianos. Le acusaban de «payés», cuando conocía al dedillo el Románico, el Gótico y el Barroco y era un excepcional geómetra. El Noucentisme veía en él un iluminado, «meapilas» y católico tridentino, pero Gaudí demostró ser un innovador en la liturgia, como demuestra su intervención en la catedral de Mallorca.
Lo ligaron a simbologías alucinógenas y esoterismos varios y lo etiquetaron de nacionalista radical: «Era regionalista y no independentista, aunque a algunos les convendría ponerlo en las listas del independentismo», ironizó Giralt-Miracle... Detrás de la imagen exterior de sus obras subyace un racionalismo que admiró Le Corbusier; nada es simplemente ornamental o estético, sino que está al servicio de la función.
Desde el Año Gaudí la valoración del arquitecto cambió: sus construcciones fueron rehabilitadas hasta convertirse en foco de atracción de los ocho millones de turistas que hoy enriquecen la Ciudad Condal. Las frases insultantes de d’Ors y las caricaturas de L’Esquella fueron superada por los elogios de Pla, Ràfols, Sert, Torres García, Gehry, Isozaky y Forster.
Gaudí con G de Güell. En el coloquio del Ecuestre, los descendientes de Eusebio Güell Bacigalupi (1846-1918), el mecenas que hizo posible la Barcelona gaudiniana en medio de la incomprensión de sus coetáneos. Una frase del conde ilustra esa hostilidad hacia sus iniciativas: «Esta casa sólo le gusta a Gaudí y a mí». Colaboradora de ABC, María Güell Ampuero, quiso rendir tributo, junto a su primo Eusebio Güell Malet, al aristócrata que supo comprender la originalidad del arquitecto: «Durante mucho tiempo escuché con rabia que se admiraba a Gaudí en el Japón, mientras que no se le hacía justicia en Barcelona». Si la Iglesia beatifica al arquitecto, concluyó Giralt-Miracle, «la Sagrada Familia y todo el Ensanche se convertirán en un centro de peregrinación, tan notable como Lourdes».
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