Los libreros apelan a la «ilusión» para igualar las ventas del Sant Jordi de 2012

Tampoco hace tanto que la histórica librería Catalònia bajó la persiana y la no menos legendaria Jaimes tuvo que cambiar de ubicación ante lo elevado del alquiler y este fin de semana conocíamos que la librería Canuda, emblemático hogar de libros de segunda mano, echará el cierre en 2014 por el coste del local, por lo que no puede decirse que el libro, por lo menos en su versión física y tradicional, atraviese uno de sus mejores momentos. El propio Gremio de Libreros anunciaba la semana pasada que la venta de libros en 2012 había caído cerca de un 10%, un receso en las ventas que se extendía durante el primer trimestre de 2013.

Ilusión y lectores

Estos datos, sin embargo, constrastan con el aumento del consumo de libros en Cataluña en un 1,2% y otro factor difícil de cuantificar que, sin embargo, los libreros y editores consideran vital: la ilusión. “Tenemos la sensación de que la ilusión no se ha perdido y de que saldrá mucha gente a la calle”, señalaba el pasado jueves el vicepresidente del Gremio de Libreros de Cataluña, Jeroni Boixareu.

Esta ilusión, unida al tirón de novedades editoriales recientes como “Brújulas perdidas que buscan sonrisas”, de Albert Espinosa, “La reina descalza”, de Ildefonso Falcones, “Plans de futur”, de Màrius Serra, y “Victus”, de Abert Sánchez Piñol, lleva a editores, libreros, distribuidores y escritores a afrontar esta nueva diada de Sant Jordi con un prudente optimismo.

Normal: se trata de un día, apenas unas horas de idas y venidas por tenderetes y librerías, en que el sector concentra entre el 8% y el 10% de la facturación anual . Un porcentaje que se traduce, según las previsiones que maneja el sector, en unas ventas de 1,5 millones de ejemplares y una facturación de 18 millones de euros. Unas cifras calcadas a las de 2012 que, según Boixareu, “se mantendrán o irán ligeramente a la baja” cuando los escritores aparquen el boli y las librerías cierren los tenderetes.

El agujero electrónico

Autores y editores llegan a Sant Jordi con los deberes hechos, por lo que el turno es ahora de los lectores, ese público potencial que, según el Barómetro de la Comunicación y la Cultura, no hace más que crecer –en el último año se han ganado 47.000 lectores- y que se posiciona como pieza clave en el desarrollo del sector. Y no solo en lo que al libro tradicional se refiere: según el mismo estudio, e l libro electrónico sumó en 2012 348.000 personas, un 8,8% del público lector que, en su mayoría –cerca del 55%-, descargó los libros de forma ilegal.

La preocupación del sector, como es lógico, está en ese porcentaje de libros pirateados que, según el presidente del Gremio de Editores, Xavier Mallafré, tiene un impacto de entre 300 y 400 millones de euros al año. Un dato “escalofriante” que ha llevado al gremio a exigir al Gobierno la aprobación de medidas que puedan frenar este incremento del consumo ilegal.