Un despliegue policial sin precedentes custodiará el Toro de la Vega

El «nuevo» representante del Gobierno en la provincia, Luis Antonio Gómez Iglesias, en declaraciones a ABC, apelaba al «sentido común» de ambas partes para disfrutar de una tradición ancestral que desde 2008 está tristemente acostumbrada a estar rodeada de altercados. «Manifestaciones sí, por supuesto, pero con respeto», defendía el subdelegado, resignado en cierto modo a que «las ideas acendradas pueden hacer perder los nervios».

Su preocupación pasa ahora por la protección «de todos los ciudadanos asistentes», independientemente del motivo que les lleve allí -«como no puede ser de otra forma»-, de tal manera que en todo momento se garantice el orden público y el desarrollo «exitoso» del torneo. También para los medios de comunicación -«por supuesto»-, que sólo desarrollan su trabajo y que de nuevo, en esa salida recurrente que supone «matar al mensajero», se han convertido en centro de las iras de dos «bandos».

Un año más, la Subdelegación del Gobierno no ha recibido comunicación oficial alguna de concentración , manifestación o protesta, con lo que de tener lugar algún acto de los movimientos animalistas volverá a tener un carácter «espontáneo». Sin embargo «la experiencia» deja poco margen a la improvisación.

El despliegue policial ya tiene fijadas cuáles serán las zonas donde será necesario un mayor control y en esta edición se «estrena» el uso del helicóptero de vigilancia y coordinación para grabar el evento íntegro. El objetivo es controlar la seguridad y detectar posibles comportamientos anómalos de participantes en el festejo. El nuevo aparato incorporará una cámara de alta definición que transmitirá las imágenes al centro coordinador para su procesamiento inmediato, pero también está pensado para su utilización posterior en caso de que haya reclamaciones de grupos antitaurinos.

Mientras, el protagonista involuntario, un morlaco de 640 kilos bajo el nombre de «Rompe-suelas», de la ganadería extremeña Hermanos del Excelentísimo Señor Conde de la Corte, apura sus últimas horas en Tordesillas antes de ser lanceado este martes en un festejo que año tras año concita posturas diametralmente opuestas.