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Emotivo adiós al obispo Echarren

En un multitudinario funeral, el obispo de la Diócesis de Canarias, Francisco Cases, destaca la «vivacidad» del monseñor fallecido y el «afecto» cosechado entre los canarios

Emotivo adiós al obispo Echarren efe

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El obispo emérito de la Diócesis de Canarias, el vitoriano Ramón Echarren, recibió este miércoles un multitudinario adiós de ciudadanos y autoridades del Archipiélago en un concurrido funeral en el que se elogió su trayectoria religiosa y personal y no faltaron muestras de cariño y admiración.

Oficiado en la catedral de Santa Ana de Las Palmas de Gran Canaria, en cuya capilla de Nuestra Señora de los Dolores reposan ya sus restos, el funeral de Echarren congregó a cientos de personas que confirmaron que la suya es «una memoria que está viva en el pueblo canario», destacó en su homilía el actual obispo de la Diócesis, Francisco Cases.

«Un pueblo al que él amó», como constatan los cerca de 36 años que el religioso alavés pasó en las Islas, 27 de ellos (1978-2005) ejerciendo el puesto de obispo, remarcó Cases.

Vivencias

El prelado afirmó que «la vida de don Ramón está en la entraña del pueblo canario» y, prueba de ello, es «la cantidad de vivencias, de anécdotas» que, referidas a episodios de la vida de Echarren, le han relatado personas de toda condición que le han interpelado por la calle para darle el pésame por su muerte.

Francisco Cases atribuyó el nivel de «arraigo» y «afecto» cosechado por Echarren a cualidades como «su vivacidad» y «su humanidad», y también a que «era muy generoso» y a «su amor por los pobres y por la justicia». Valores que también subrayaron las autoridades que ayer no quisieron perder la ocasión de despedirle en el funeral y entre las que se encontraban los presidentes del Gobierno regional, Paulino Rivero, y del Cabildo de Gran Canaria, Paulino Rivero y José Miguel Bravo de Laguna, respectivamente; la delegada del Gobierno en Canarias, María del Carmen Hernández Bento, y el alcalde de la capital grancanaria, Juan José Cardona, entre otros.

Bravo lo calificó como «un gran obispo de la Diócesis, una persona seria, de convicciones, con una gran sinceridad y un gran espíritu social», algo en lo que coincidió con Cardona, quien aludió al «carácter abierto y directo con el que siempre hablaba a todos los ciudadanos y, particularmente, a los políticos».

Unos y otros se sumaron, una vez finalizada la eucaristía, a un sonoro aplauso que todos los congregados en la catedral dieron en honor de Ramón Echarren, informó Efe.

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