59 años de cárcel para los responsables de una red de prostitución de menores

La Sala ha condenado finalmente a siete de los acusados por delitos contra la salud pública, inducción a la prostitución y corrupción de menores, entre otros. La pena global para los dos líderes de la trama ha sido de 17 años y seis meses de cárcel para Edison Cornelio Flores y de 15 años y seis meses para Eva María Vera.

Las investigaciones policiales por este caso se iniciaron hace casi dos años y medio, a raíz de la muerte de Nora Ayala, una adolescente de apenas 16 años que falleció el 25 de septiembre de 2011 por una sobredosis de cocaína. Su cuerpo sin vida fue hallado por sus padres, Francisco José Ayala y María Teresa Ponce, en torno a la medianoche de aquel día, en el descansillo del primer piso de la vivienda familiar. Ambos progenitores habían salido instantes antes de casa con el objetivo de ir a buscar a su hija, preocupados por su tardanza en regresar al hogar.

Unos meses antes de la muerte de la menor, sus padres habían ido observando con preocupación crecientes cambios bruscos de humor en su comportamiento, pero jamás sospecharon el infierno vivido por su hija, que también sufrieron dos amigas suyas y una joven con discapacidad intelectual, las cuatro víctimas de la red finalmente desmantelada por la Policía.

Las primeras pistas sobre cuáles podrían ser las causas de ese trágico suceso se encontraron en el ordenador de Nora, en los mensajes en clave que a través de las redes sociales había dirigido a sus amigas o a algunas de las personas implicadas en la citada trama. El desciframiento de dichos mensajes por parte de la Policía permitió que en mayo de 2012 fueran detenidas una decena de personas en el marco de la llamada «operación Nancy».

Uno de los líderes de la trama era Edison Cornelio Flores -Eric-, un traficante de droga a pequeña escala de nacionalidad ecuatoriana y 35 años de edad. Entre sus clientes se encontraba la principal acusada en este caso, Eva María Vera, de nacionalidad española y 36 años de edad, que se prostituía para conseguir droga o dinero. Esta mujer iba a pasear con frecuencia con su hija pequeña a un parque ubicado en la calle Pasqual Ribot de Palma. Fue en ese espacio en el que, en 2009, conoció a Nora y a sus dos amigas, que entonces tenían 14 años de edad. Tras ganar su confianza, la mujer les introdujo en el consumo de drogas y les puso en contacto con Eric y con otras personas. De este modo, Eva María Vera obtenía estupefacientes o recursos económicos a cambio de prostituirlas. Las menores, por su parte, mantenían relaciones para poder conseguir las drogas que consumían o para poder pagarlas. Entre los clientes se encontraban hombres casados y también jubilados.