«@PerezMaura ojalá lo maten pronto ;)»

Hace ya tiempo que dejé de caer en la trampa de replicar en la red a quienes te agreden. El truco –dicho sea para los legos– radica en que si contestas a alguien que tiene 50 o 100 seguidores en Twitter, estás promocionando su contacto ante tus miles de seguidores. Y algunos, con tal de llevar sus insultos más lejos, son capaces de cualquier cosa.

Ayer, en La Sexta, el tema de apertura fue el informe de «Save the children» según el cual 2.826.549 niños, el 33,8 por ciento de la población infantil española, viven en riesgo de pobreza o exclusión social. Preguntado al respecto, manifesté mis dudas sobre semejante estudio. Yo no creo que en la actualidad pueda haber en España casi tres millones de niños pobres. Salvo que la definición que se dé de pobreza sea algo muy distinto a lo que siempre hemos entendido por tal. Y cité a Javier Gomá cuando razona que el momento menos malo de la historia para ser pobre es el actual. Fue el acabose.

Mis palabras, tergiversadas, tardaron un rato en correr por las redes, pero enseguida la ola fue digna de Hawái. No citaré los autores para no darles la publicidad que buscan. Me basta con enseñar su identidad a la Policía. Uno de ellos escribía: «@PerezMaura Eres chusma por tus comentarios. Propagandista a sueldo. Muerto deberías estar en lugar de los que pasan hambre. #MauraGentuza». Al poco otro «@PerezMaura ojalá lo maten pronto ;)» y otro «Y la deuda de los bancos que la pague tu puta madre si tiene dinero. Muérete». Entre otras lindezas.

En España hay algunos que se creen con derecho a imponer sus ideas. Son los que tantas veces se han presentado como adalides de la libertad. Mas su libertad pasa por callar a quienes discrepen de ellos. Lo mismo que siempre han hecho sus conmilitones. Basta ya de impunidad.