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Tormenta sobre la capital

EL ANÁLISIS TÁCTICO DEL GENERAL (R) PITARCH (18/10/2022)

El peón bielorruso supone un aliento adicional para Rusia. Lukashenko ha unido su destino al de Vladímir Putin

Pedro Pitarch

La situación operativa en el teatro parece, de momento, estacionaria. Las zonas de combate más calientes se localizan (de norte a sur) en Svatove, Bajmut, noroeste de Donetsk (ciudad) y Jersón. Si bien esta última está en una suerte de apagón informativo, propiciado por ... las autoridades ucranianas. Con ese escenario de fondo, ayer se desencadenó una tormenta de fuego ruso sobre Kiev y otras ciudades (Dnipropetrovsk y Sumy entre ellas). Mortífero chaparrón que ha dañado instalaciones energéticas, objetivos militares y edificios civiles. Muy posiblemente se reiteren tales bombardeos a tenor del cierre de algunas embajadas (China, Egipto y Serbia, entre otras) que, incluso, aconsejan a sus nacionales abandonar la capital. Lo más novedoso de esa lluvia de terror es que, además del arsenal ruso, se estén empleando masivamente misiles balísticos y drones suicidas de procedencia iraní. Tales serían, por ejemplo, los misiles Zolfaghar y los Fateh-110 (de cuarta generación), y los drones Shaheed-130, Gerán-2 y otros de la serie Mohajer. Equipos que no parecen excesivamente caros, a la vez que muestran un alto grado de precisión y letalidad. Todo ello proclama un avance cualitativo singular de la industria de defensa de Irán, país que se ha convertido en proveedor habitual de armas para Rusia como, de manera similar, sucede con los países de la OTAN con respecto a Ucrania. La guerra, por tanto, directa o indirectamente, continúa su expansión globalizadora. ¿Hasta qué o cuándo?

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