Odesa, la perla junto al mar Negro que ambiciona Putin

Si bien tomar Odesa parecía estar entre los objetivos prioritarios de Putin, las fuerzas rusas, incapaces de llegar a la ciudad, han recurrido en ocasiones a atacarla desde lejos. En abril, misiles de crucero alcanzaron un complejo residencial en el extremo oeste, matando a ocho personas, y el 1 de julio un bombardeo provocó veinte víctimas mortales en Serhiyivka, una localidad turística a unos 80 kilómetros al sur. La agresión de la semana pasada fue la primera en la que el puerto fue atacado desde el 24 de febrero, cuando empezó la guerra.

Pero las calles de Odesa vuelven a bullir, a pesar de que los ornamentados edificios de piedra del centro histórico estén reforzados con sacos de arena, las calles estén llenas de barreras antitanques y de que pocas personas se aventuren a la playa para darse un chapuzón en el mar, que ahora está minado. Aunque algunos temen que la amenaza sobre esta ciudad pueda reavivarse. Odesa tiene una gran importancia táctica, simbólica y económica. El destino de su puerto determinará la gravedad de una creciente crisis alimentaria. ¿Por qué hay tanto en juego?

Apodada 'la perla junto al mar', se convirtió en uno de los puertos más importantes del Imperio Ruso, posteriormente de la URSS y finalmente de la Ucrania postsoviética. Ser el muelle principal del país confiere a la ciudad y a la región en su conjunto un importante peso geopolítico, ya que su control es esencial para Kiev.

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Su historia moderna comienza en el siglo XIV cuando los tártaros instalaron allí el fuerte de Khadzhibey. Más tarde estaría gobernada por lituanos, polacos y turcos, antes de que Rusia se hiciera con el control del sur de Ucrania gracias a las aspiraciones expansionistas de Catalina La Grande. Como resultado, y en un movimiento que tendría repercusiones históricas para el siglo XXI, anexionó a Rusia la dependencia otomana de Crimea en 1783 y fundó la ciudad de Odesa en 1794. Adquirió importancia como centro comercial y rápidamente se convirtió en la cuarta más grande del Imperio Ruso -por detrás de San Petersburgo, Moscú y Varsovia-.

Fue uno de los principales centros de la Revolución Rusa de 1905 y el escenario del motín del acorazado Potemkin. Los hechos inspiraron la película del cineasta Serguei Eisenstein, que rodó una de las escenas más famosas de la historia del cine: los soldados del zar abriendo fuego contra los sublevados mientras descendían por la gran escalinata de la ciudad. Quizás sea su importancia histórica la que haya contribuido a proteger el centro de la ciudad de los peores ataques rusos, a diferencia de Mariúpol, el mayor puerto del Mar de Azov, 500 kilómetros al este.

El aspecto social es muy importante. La ciudad ha sido desde siempre mayoritariamente rusófona y la tendencia continúa hasta la fecha, aunque la guerra ha reforzado su identidad ucraniana. Los principales grupos étnicos son los ucranianos (62%), seguidos por los rusos (28%), los búlgaros y los moldavos.

La Odesa de finales del siglo XIX estaba camino de convertirse en una de las ciudades más grandes del mundo y no solo económicamente. Como puerta de entrada a la Rusia zarista, atrajo a una población de lo más diversa: griegos, italianos, franceses, armenios… Una mezcla de individuos en busca de libertad y oportunidades que la convirtió en un centro cultural altamente cosmopolita. Odesa era famosa por sus cafés, sus universidades, sus teatros, su literatura y su música.

También existía una importante comunidad judía previa a la Segunda Guerra Mundial. Al formar parte de la 'Pale of Settlement' (Zona de Asentamiento o territorio donde la residencia de los judíos estaba legalmente autorizada), la comunidad judía constituía un tercio de su población. Sin embargo, con los pogromos antisemitas de los zares, las purgas de Stalin en la Unión Soviética y, finalmente, el brutal programa de exterminio judío emprendido por las tropas rumanas aliadas con los nazis, murieron hasta un cuarto de millón de judíos.

Odesa era un objetivo claro, además de un suculento premio simbólico para Vladimir Putin. Considerada la capital del sur, es la tercera ciudad del país —con algo más de un millón de habitantes antes de la guerra—. Es un puerto vital para las exportaciones ucranianas y la sede de la Armada de Ucrania. Está flanqueado por Crimea (ocupada por Rusia) al este y por el enclave separatista de Transnistria, en Moldavia, al oeste. Al igual que las regiones de Donetsk y Lugansk, Odesa fue el escenario de un levantamiento prorruso separatista en 2014. Pero a diferencia de estos dos territorios orientales, el movimiento independentista fue sofocado tras una serie de enfrentamientos entre separatistas y nacionalistas ucranianos, que culminaron con el incendio de un edificio sindical a las afueras y 40 activistas prorrusos muertos. Otro aspecto importante a tener en cuenta es su cercanía a la Unión Europea, concretamente a Rumanía, con quien Ucrania comparte frontera.

Quien tiene el control de esta ciudad, lo tiene sobre uno de los principales accesos a Eurasia. Además de una zona políticamente sensible, también es un enclave económicamente crucial. Cuenta con enormes recursos naturales y un importante corredor estratégico de transporte y energía. Odesa dispone de una importante terminal petrolera y actúa como centro logístico para el comercio internacional, siendo una de las terminales de contenedores más grandes. Por su territorio también discurren oleoductos estratégicos de Rusia.

Los puertos del Mar Negro, entre ellos del de Odesa —junto con Pivdeni, Chornomorsk y Mykolaiv— gestionaban antes del conflicto más del 70% de las exportaciones ucranianas. Todos los envíos han sido detenidos, incluidos los de trigo, del que Ucrania era el quinto exportador mundial. Todos los envíos fueron detenidos desde el inicio de la guerra, incluidos los del trigo, del que Ucrania era el quinto exportador mundial. Hasta ayer, 26 millones de toneladas de grano estaban a la espera de ser exportadas, un factor que empuja a más de 345 millones de personas al borde de la inanición en todo el mundo, según la ONU.

Lo que sucede en Odesa importa en todo el mundo. Y lo que ocurra a continuación está en manos de Rusia. Aflojar la soga alrededor de la 'perla' no solo devolverá la vida a la histórica ciudad portuaria, sino que también reducirá las posibilidades de morir de hambre para millones de personas en todo el mundo.