Biden anuncia que se retira de la carrera presidencial tras semanas de presiones por su estado de salud
El Partido Demócrata redobló sus peticiones de que se hiciera a un lado ante sus muestras públicas de debilidad
Kamala Harris se prepara para relevar a Biden con una agenda de campaña
Corresponsal en Washington
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEl presidente Joe Biden anunció este domingo que renuncia a presentarse a la reelección el 5 de noviembre, a pesar de haber ganado las primarias, y ha designado a su vicepresidenta, Kamala Harris, como su preferida para aspirar a la presidencia. A pesar ... de que ese apoyo convierte a Harris en la favorita, ahora el candidato deberá ser confirmado en el congreso del Partido Demócrata que tendrá lugar entre el 19 y el 22 de agosto en Chicago.
Biden se mantendrá en la presidencia hasta que acabe su mandato el 20 de enero de 2025. Se trata de una decisión insólita, que no ocurría desde 1968, cuando Lyndon Johnson anunció que no se presentaba de nuevo debido a su creciente impopularidad por la guerra de Vietnam. El Vietnam de Biden ha sido su edad y su salud. El presidente iba por detrás de Donald Trump en las encuestas, pero su desastrosa intervención en el debate del 27 de junio en Atlanta le acabó de hundir. Sus titubeos y equivocaciones dejaron al descubierto el deterioro que ha padecido, tanto físico como cognitivo, en sus tres años y medio en la Casa Blanca.
Desde el debate hasta la dimisión han pasado tres agónicas semanas para el presidente, en las que una treintena de diputados y senadores de su partido han ido pidiendo, uno a uno, día tras día, su marcha, con una expresión idéntica: «Es hora de que el presidente Biden pase la antorcha». Los movilizó Nancy Pelosi, diputada que fue presidenta de la Cámara de Representantes hasta 2023, y que a sus 84 años se presenta, ella sí, a la reelección. En su carta, Biden hizo lo que su partido le pidió: marcharse de forma digna, queriendo salvar su legado. Así lo expresa en su misiva: «Juntos, superamos una pandemia única en un siglo y la peor crisis económica desde la Gran Depresión. Hemos protegido y preservado nuestra democracia. Y hemos revitalizado y fortalecido nuestras alianzas en todo el mundo. Ha sido el mayor honor de mi vida servir como presidente. Y aunque ha sido mi intención buscar la reelección, creo que es en el mejor interés de mi partido y del país que me retire y me concentre únicamente en cumplir mis deberes como presidente durante el resto de mi mandato».
Kamala Harris, la favorita en un proceso incierto para encontrar candidato demócrata
Javier AnsorenaLa vicepresidenta de EE.UU. es el recambio obvio tras el histórico abandono de Joe Biden de su candidatura a la reelección
Son unas palabras poco frecuentes, hechas además por carta un domingo por la tarde, mientras su autor estaba aislado en su residencia privada en la playa de Rehoboth en el estado de Delaware, rodeado de su familia. Hasta el último momento, sus portavoces en la campaña y en la Casa Blanca mantuvieron que no se iba a marchar, que iba a pelear, que era el único que podía vencer a Trump. Eso es lo que el propio presidente defendió hasta que no pudo más con la presión, para enfado de no pocos en su partido, que pensaron que se aferraba innecesariamente, cuando las encuestas le señalaban la salida.
Si Biden pudo ganarle a Trump en 2020 fue porque se impuso en los estados clave de Pensilvania, Michigan, Wisconsin, Georgia, Nevada y Arizona. En todos ellos, va por detrás en las encuestas. Todos los sondeos hechos desde el debate, a votantes en general y a demócratas, reflejan que una clara mayoría quería que renunciara, no por sus logros o políticas, sino por su edad y sus equívocos. Los últimos errores han sido los más demoledores, no porque sean más graves que otros en el pasado, sino porque toda la nación y el resto del mundo estaban pendientes de ellos. Por ejemplo, en la cumbre de la OTAN, que tuvo lugar en Washington, el presidente dijo que Donald Trump era su vicepresidente y que Vladímir Putin era el presidente de Ucrania. En este último caso corrigió enseguida, pero no fue capaz de calmar los ánimos de un Partido Demócrata cada vez más inquieto.
Cuando los diputados y senadores comenzaron a ver que una derrota de Biden significaba también perder todo el poder en el Capitolio de nuevo, además de gobiernos estatales, los críticos comenzaron a alzar la voz, con los comunicados que fue orquestando Pelosi a la sombra. Los dos líderes del partido en el Senado, Chuck Schumer, y la Cámara, Hakeem Jeffries, fueron a ver a Biden en persona y le mostraron sondeos que vaticinaban su derrota. Le recordaron que a estas alturas en 2020, él le llevaba a Trump más de nueve puntos en algunas de esas mismas encuestas. Le ofrecieron una forma digna de irse, con la cabeza alta y el aplauso del partido y, probablemente, de la nación. Tardó, pero Joe Biden pasó por el aro, y se sacrificó.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete