Argelia juega a dos bandas en sus relaciones exteriores

Esta situación límite para muchos países de la Unión Europea, y sobre todo ahora que el invierno acecha, ha sido aprovechada por Argel para reactivar sus relaciones diplomáticas apoyándose en la energía y en el gas natural. Ahora Argel tiene una posición privilegiada y la está utilizando. Se ha visto en el último acuerdo energético firmado con Italia para el aumento de su suministro de forma progresiva hasta 9.000 millones de metros cúbicos de gas natural. También el gas ha tenido su papel protagonista en el relanzamiento de la asociación con Francia; en el cese del suministro de gas a Marruecos resultante de la ruptura de las relaciones diplomáticas entre ambos países en el verano de 2021, y en la reciente crisis diplomática con España.

Ahora, «Argelia se considera el portal energético de África a Europa a través de Italia», asegura Arlsan Chikaouit, experto argelino en geopolítica y conocedor de los entresijos del Gobierno que preside Abdelmadjid Tebboune. Italia se ha convertido en el principal socio para el país norteafricano en materia de gas. Un puesto que España perdió cuando el Gobierno de Pedro Sánchez se posicionó al lado de Marruecos sobre el contencioso del Sahara Occidental.

Las imágenes no dejan dudas de la buena relación entre Roma y Argel. En mayo de 2022, el presidente argelino viajó a Italia, siendo la primera visita de Estado que realizaba a un país europeo. Por su parte Draghi ha visitado en dos ocasiones el país magrebí. Según declaraciones oficiales, el valor del los intercambios comerciales entre Argelia e Italia superó los 4.300 millones de dólares durante el primer semestre de 2022. No tan claro, pero con un objetivo similar, preparó la visita a Argel y a Orán Emmanuel Macron el pasado mes de agosto. Aunque la cooperación en materia de energía no parecía estar en la agenda de este viaje y en declaraciones oficiales negaban cualquier vínculo con el sector del gas, entre la delegación de 90 personas que viajaron con Macron a Argelia estaba la directora general de Engie, Catherine MacGregor. Francia depende directamente del gas argelino para el 9% de su combinación energética. Ahora, esperan poder incrementar este intercambio.

Las relaciones entre París y Argel sufrieron tiranteces a raíz de las declaraciones de Macron definiendo al régimen argelino como «político-militar». Argelia reaccionó retirando a su embajador en París durante tres meses. La aguas se calmaron y ahora Argelia y Francia reactivaron su asociación histórica.

Ambos, Francia e Italia, se han posicionado en un lugar privilegiado hacia el principal suministrador de gas de África. Un lugar guardado para España pero que el Gobierno de Pedro Sánchez dinamitó cuando aceptó el plan de autonomía de Marruecos sobre el Sahara Occidental. Esta semana, Sánchez en su viaje a Alemania lanzó un guiño a Argel y afirmó que le «encantaría» viajar al país magrebí.

«Las recientes palabras de Sánchez sobre Argelia son interesantes, pero insuficientes», apunta Chikhaoui. «En un contexto geopolítico cada vez más delicado, Sánchez parece haber vuelto a la realpolitik. El invierno se aproxima y el gas argelino se ha convertido en un bien muy preciado por los países europeos», señala el analista argelino.

Estados Unidos también está jugando un papel importante en el norte de África. Los lazos con Marruecos son estrechos, sobre todo desde que en 2020 la Administración de Donald Trump reconociera la soberanía marroquí en la excolonia española. Sin embargo, a Washington también le interesa mantener buenas relaciones con el Gobierno de Tebboune.

Así lo mostró en marzo el secretario de Estado de los Estados Unidos, Antony Blinken cuando visitó el país. Fue durante su estancia allí cuando Blinken calificó las relaciones argelino-estadounidenses como «sólidas». Sobre todo en materia de seguridad y lucha con el terrorismo que sigue siendo «la piedra angular» de las relaciones bilaterales entre ambos países. El jefe de la diplomacia estadounidense afirmó que «los esfuerzos de Argelia son esenciales para mejorar la estabilidad y la seguridad de la región». «El interés de EE.UU. en la zona también está en contener el expansionismo chino», apunta Chikhoui quien marca a Argelia como «un elemento importante en la política exterior estadounidense en el Sahel».

Pero Argelia no mira solo hacia Occidente. Bajo su posición de país no alineado, está jugando a dos bandas y se muestra muy cercano a países como Rusia, China e Irán. Una relación histórica desde la adopción de Argelia de una «neutralidad subjetiva», ya en tiempos de la Guerra Fría. Algo que pone nerviosos a los países europeos y a Estados Unidos.

Los lazos militares entre Argelia y Rusia se han ido haciendo cada vez más fuertes. En 2022, Argelia se convirtió en el tercer mayor cliente de armas de Moscú solo por detrás de India y China. Además, el pasado mes de julio, el jefe del Estado argelino anunció su deseo de que Argelia se uniera a los BRICS –acrónimo de las cinco economías emergentes: Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica–. Pero no solo eso. Durante la invasión rusa en Ucrania, las visitas del ministro de Exteriores argelino, Ramtane Lamamra, a Moscú han sido frecuentes, al igual que las de su homólogo ruso, Serguéi Lavrov a Argel.

«A Europa le interesa desarrollar sus lazos con Argelia y evitar que el país dependa aún más de potencias externas como Rusia», apunta Anthony Dworkin, del European Council of Foreing Relations. A Argelia se le ha presentado la oportunidad de volverse relevante a ojos de Washington una vez más, mientras mantiene abiertos los canales de comunicación con Moscú o Pekín al mismo tiempo.