Alemania prepara búnkeres para un millón de personas en sótanos, garajes y estaciones de metro
«Durante mucho tiempo, se extendió la creencia de que la guerra no era un escenario para el que tuviéramos que prepararnos [...] eso ha cambiado, nos impulsa el riesgo de una gran guerra de agresión en Europa», afirma el jefe de la Oficina Federal de Protección Civil
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En la estación de metro de Pankstrasse de Berlín, detrás de una puerta oculta, sigue en pie un laberinto de habitaciones subterráneas con gruesos muros de hormigón construido a finales de los años 70, en plena Guerra Fría. Más de 3.000 personas encontrarían protección ... allí durante meses en caso de un ataque nuclear. Se planeó un número a todas luces insuficiente de baños, eso es cierto, pero la fortaleza de la estructura garantizaría la supervivencia.
Hasta el inicio de la invasión rusa de Ucrania en 2022, estos subterráneos no eran más que una de las atracciones para turistas de la asociación 'Inframundos de Berlín', pero hoy en día vuelven a considerarse espacios públicos muy valiosos. Los servicios de inteligencia alemanes ven posible un ataque de Rusia en pocos años y el clasificado «Plan Operativo Alemania» (Oplan Deu) incluye la obligación de la Oficina Federal de Protección Civil (BBK) de proporcionar refugios.
«No estamos preparados», reconoce su jefe, Ralph Tiesler. «Las nuevas instalaciones de búnker con un nivel de protección muy alto cuestan mucho dinero y tiempo. Necesitamos una solución más rápida. Por lo tanto, queremos convertir túneles, estaciones de metro, aparcamientos subterráneos y sótanos de edificios públicos en refugios. Rápidamente crearemos un millón de refugios», ha prometido.
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El plan de Protección Civil prevé que las personas puedan pernoctar en estos espacios públicos si es necesario. Contendrán comida, baños y camas de campamento. Según el concepto de refugio que Tiesler quiere presentar en verano, «necesitamos al menos 10.000 millones de euros en los próximos cuatro años y, en la próxima década, la necesidad será de al menos 30.000 millones de euros». Y aun así no será suficiente. La Oficina Federal de Protección Civil confirma la existencia en todo el país de 579 búnkeres públicos con espacio para un total de sólo 480.000 personas. Aunque se habilite un millón de nuevas plazas, llegado el momento la sociedad alemana tendría que tomar difíciles decisiones de triaje.
El Ministerio Federal del Interior (BMI) ha financiado un informe al respecto, pero sus conclusiones no son accesibles. Norbert Gebbeken, profesor de Análisis Estructural y experto en Defensa Civil de la Universidad de la Bundeswehr en Múnich y que participó en ese estudio, indica que «incluso durante la Guerra Fría, solo teníamos capacidad de refugio para el tres al cinco por ciento de la población en Alemania».
Los resultados de su investigación «han fluido hacia el desarrollo del concepto de refugio nacional, así como los hallazgos de otros proyectos», se limita a decir, y sólo adelanta que se prevé un registro sistemático de posibles edificios públicos y propiedades privadas que puedan utilizarse como refugios, desde garajes subterráneos, estaciones de metro y todo tipo de sótanos.
También planea el desarrollo de una aplicación que permita a los ciudadanos usar sus teléfonos móviles para encontrar las ubicaciones de refugio, el establecimiento de «recomendaciones de actuación para el fortalecimiento estructural» de refugios creados de forma privada y el lanzamiento de campañas informativas integrales que instruyan a la ciudadanía sobre la importancia de los refugios y las posibilidades de autoprotección.
Sótanos privados como búnkeres
La opción privada es por la que optan muchos alemanes que se lo pueden permitir. En plataformas de venta online como Norma24 se encuentran desde chalecos antibalas por 599 euros y en Amazon se encuentran libros como «Schutzkeller bauen», que explican como convertir el sótano de un adosado en un bunker efectivo en caso de ataques aéreos o con misiles con ojivas convencionales.
Una habitación de sótano simple, sencillamente muy hormigonada, con entradas protegidas y suministro de aire básico y con un techo de hormigón de al menos 35 centímetros, cuesta unos 40.000 euros. Con un mayor nivel de protección y mejor equipamiento, el precio de la obra asciende hasta los 100.000. En óptimas condiciones, estas habitaciones no solo protegen contra las bombas, sino que también están equipadas con filtros de aire y pueden proporcionar a los ocupantes agua y comida para unos días.
Pero al igual que los refugios públicos planeados, no brindan suficiente protección en caso de una guerra con armas nucleares y contaminación a largo plazo. Sólo retrasarían el momento de regresar a la superficie hasta un máximo de dos semanas. El aprovisionamiento correrá a cargo de los usuarios, que tendrían que llevan ellos mismos mantas, agua y comida a los refugios públicos.
La BBK recomienda desde hace ya más de dos años tener disponible un suministro de emergencia de 14 días de duración, para caso de cortes de energía o evacuaciones. Y recuerda que «los lugares medianamente buenos en un ataque son las estaciones de metro, los sótanos, las escaleras sin ventanas», dice Gebbeken. «Durante mucho tiempo, en Alemania se extendió la creencia de que la guerra no era un escenario para el que tuviéramos que prepararnos», explica Tiesler, «eso ha cambiado, nos impulsa el riesgo de una gran guerra de agresión en Europa y debemos revertir esa mentalidad».
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