Ramón Puerta: «Yo, como diputado, voté en contra de la expropiación de YPF a Repsol»

El próximo embajador de Argentina en España recuerda que estuvo solo «48 horas» al frente de un país a la deriva , «porque ese era el plazo que establecía la Constitución. No hice más que cumplir con la ley, pero me reprocharon por hacerlo», comenta al recordar las voces que pedían que su Presidencia fuera ratificada por la Asamblea Legislativa (equivalente a reunión de las Cortes).

-¿En qué se parece la Argentina que recibió en diciembre Mauricio Macri a la que dejó Fernando De La Rúa?

-En 2001 había partidos e instituciones, ahora no. Ese país estaba destruido en lo económico y financiero pero institucionalmente era fuerte.

-Las imágenes que recorrieron el mundo eran las de argentinos al asalto de supermercados…

-El hambre en Argentina lamentablemente existe y se acelera, como el desempleo, pero aquellos episodios tuvieron otro ingrediente: no había dinero en los cajeros. Mi primer decreto fue ordenar que los cargaran. Se cumplió y volvió la tranquilidad a las calles. No hubo más conflictos sociales hasta después de la investidura de Eduardo Duhalde (2 de enero de 2002), cuando la situación financiera no permitía pagar los sueldos a tiempo. Algo más de un año más tarde, cuando asumió Néstor Kirchner (mayo de 2003), estos problemas estaban resueltos. El asunto pendiente era la deuda.

-¿Qué cree que esperan España y el mundo del Gobierno de Mauricio Macri?

-Normalidad, no hay nada más valioso que la normalidad. Soy, como el presidente, ingeniero. Un ingeniero no va a ser un Dante ni un Picasso, pero va a hacer un edificio que va a resistir, perfectamente, el trabajo de un arquitecto para construir algo bello y sólido. Hoy Argentina tiene problemas en la estructura. Hay que restablecer las estructuras legales, constitucionales y democráticas. Para lograrlo la política exterior es importantísima.

-El anterior Gobierno tuvo problemas con el de España …

-Provocar conflictos fue una estrategia deliberada. Entendían su existencia en base a buenos y malos, blanco y negro… Buscaron lo que nos enfrentaba y no lo que nos unía. Era difícil, pero lo lograron. No lo hicieron solo con España, lo hicieron con Uruguay, Chile, Brasil…

-¿Cuáles serán las líneas maestras en la Embajada?

-Armonizar, mirar hacia delante y buscar entendimientos. En definitiva, el «abc» de la política exterior. Por más que suene materialista, lo económico es fundamental en las relaciones con España. Fue en ese terreno donde el daño fue más fuerte, más notorio. Lo cultural está fortalecido por la existencia de lazos que van más allá de los gobiernos y los sentimientos son comunes.

-Ante el caos financiero y administrativo, el presidente Macri ordenó auditorias prácticamente en todos los organismos y departamentos del Estado. ¿Hará lo mismo en la Embajada en Madrid?

-Las auditorias van más allá de la decisión de un embajador. Todo lo que sea control y transparencia forma parte de la política del Gobierno. Esto supone llevar tranquilidad a quien hizo las cosas bien. Soy optimista y espero encontrarme con buenas noticias. Fui gobernador durante ocho años, estuve 25 en diferentes cargos públicos electos y nunca me molestó que revisaran mi gestión. Me parece normal.

-¿Qué opina de un caso emblemático, como fue la expropiación de la mayoría de las acciones de Repsol en YPF?

-Yo era diputado y voté en contra. Si el Estado argentino consideraba que había incumplimiento del contrato tenía que haber exigido su cumplimiento. No era necesaria una ley de esa naturaleza. Caer en esquemas rupturistas no benefició a Argentina. Finalmente, al país le resultó caro: tuvo que indemnizar a Repsol con cinco mil millones de dólares.

-¿Qué imagen cree que hay de Argentina en España?

-Creo que España conoce claramente la diferencia entre la imagen de Argentina y la de un gobierno u otro. Por más que un gobierno haya equivocado su política exterior no impide que Argentina, rápidamente, pueda llevar adelante otra de hermandad y de entendimiento cuando se produjeron enfrentamientos estériles.

-Al kirchnerismo se le criticó la designación de embajadores políticos…

-Argentina tiene claramente establecido el cupo de diplomáticos y de políticos. Que haya un embajador político no significa que el resto del equipo de la Embajada no esté formada, como todas, por personal de Cancillería.

-¿Por qué cree que le eligió Mauricio Macri como embajador en España?

-Habría que preguntárselo a él, pero estoy muy feliz con el nombramiento. La Embajada de España es, junto a la de Estados Unidos y Francia, la más numerosa del mundo. El presidente sabe la importancia que tiene. España, con Italia, Alemania y Francia, son países con peso en Europa.

-También puerta de entrada del narcotráfico desde Sudamérica. Hubo un caso célebre, en 2005, de cuatro «valijas» (maletas) con falsos sellos de la Embajada argentina llenas de cocaína…

-Hace poco, especialistas en la materia me contaban que es casi imposible que en un vuelo a Madrid no haya una «mula» (persona que transporta droga) aunque no la descubran. Para enfrentar este fenómeno hay que mejorar todos los convenios de colaboración que existan. España tiene una experiencia exitosa en coordinación de fuerzas en la lucha contra el narcotráfico. En Argentina, como hemos visto recientemente (fuga de tres presos por narcotráfico), existe todavía descoordinación. Hay que mejorar todo.

-¿Cómo ve el caso de Cataluña?

-Siempre que miré a España vi un mapa que contenía todas las comunidades autónomas. Espero que la estructura constitucional se mantenga pero ése es un asunto que tienen que resolver ustedes.