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Atentados París

Redes sociales, el «arma de sofá» de las tragedias contemporáneas

«La actividad en Twitter y, sobre todo, en Facebook se dispara cuando la actualidad nos ataca allí donde más cercanía sentimos. Viraliza mucho más los atentados en París que el que Daesh realizó en Beirut»

LUCÍA M. CABANELAS

El terremoto y posterior tsunami que azotaron Japón en 2011 provocaron, además de daños irreparables en la población y en las infraestructuras, una notable caída en los servicios de telefonía móvil y fija. Trabajadores de la surcoreana NHN, propietaria a su vez del buscador Naver, desarrollaron «Line», primero como necesidad, para posibilitar la comunicación entre ellos; después, y una vez comprobada su eficacia, la compartieron con el mundo. Dos meses más tarde se consolidó como aplicación de mensajería. Así empezó también el "Safety Check" , una útil herramienta de Facebook que permite comprobar que un usuario se encuentra a salvo, y que se ha popularizado con la masacre del viernes 13 en París.

La red social de Mark Zuckerberg solo activaba este servicio en casos de catástrofes naturales, pero la cadena de atentados perpetrados por terroristas hace poco más de una semana en la capital francesa les hizo abrirse a otro tipo de tragedias. Cuatro años después de que los nipones demostrasen al mundo cómo reaccionar con diligencia frente a un fenómeno imprevisible , la compañía estadounidense los imitaba. Pero cualquier movimiento de este rentable invento viene acompañado de críticas. Enseguida miles de personas reprocharon en sus muros la «discriminación» de la red social, que se activaba para dar voz a las víctimas de los ataques sufridos en Occidente y no de los que 24 horas antes se habían producido en Beirut.

«Muchas personas nos han preguntado por qué accionamos la alerta para París y no para Beirut y otros lugares. Hasta ayer, nuestra política era solo activarla durante desastres naturales. Hemos cambiado esto y ahora planeamos activar 'Safety Check' para más desastres humanos», contestaba el CEO de la compañía norteamericana.

« Facebook se ha transformado con explosiones informativas como los atentados de París , el ataque a Charlie Hebdo o los disturbios de Baltimore: del universo paralelo de gatitos y bebés que era en su nacimiento a un espacio donde mucha gente busca informarse de esos acontecimientos», explica Borja Bergareche, director de Innovación de Vocento. En este contexto, el papel de las redes es clave, sobre todo, si la «actualidad es dramática y moviliza emociones a escala global», admite.

Joaquín Moral Pérez, director general de la multinacional Affluent River en España, considera que « la irrupción de las redes sociales ha cambiado radicalmente la forma de vivir estas desgracias . Tanto a nivel informativo, con un alcance inmediato y contado a tiempo real, con capacidad para solidarizarse y rectificar errores, como logrando que la gente se implique más». Eso mismo sucedió ese viernes negro en el que millones de personas sustituyeron su foto de perfil por la de la bandera francesa o viralizando otras que fusionaban la Torre Eiffel con el símbolo de la paz. Porque es posible empatizar a través de una pantalla . «Yo me pego unas "pechadas" a llorar en el cine que no te imaginas y hay una pantalla y una historia de ficción. ¿Cómo no me voy a conmover con una historia real que me llegue a través de las redes sociales?», confiesa Ana Aldea, Social Media Manager de Redlines .

Twitter abre las puertas de su casa

Internet no solo se conformó con palabras amables. Fue más allá. Ese viernes muchos abrieron las puertas de su casa desde la Red. Twitter dejó de ser etéreo cuando la gente, asustada tras la matanza reivindicada por Estado Islámico, encontró cobijo en hogar ajeno . Mediante el hashtag #PorteOuverte miles de personas se solidarizaron con las víctimas. La red social también demostró que es capaz de canalizar el horror de la gente, «un entorno perfecto para mostrar la adhesión al dolor, porque compartir el duelo nos ayuda a sobrellevar el miedo y a exponer nuestra unidad contra los que desean hacernos daño», conviene Moral.

Si el Estadio de Francia plantó cara a las explosiones de los que «se inmolaban» a sus puertas entonando La Marsellesa, Twitter creaba su propio himno: el de las etiquetas . En su día, todos fueron Charlie Hebdo. Ahora, son todos los que bailaban al ritmo estridente de Eagles of Death Metal en la sala Bataclan, y reían bebiendo vino en Le Carrillon o Le Petit Cambodge. Todos formaban un «Buen Equipo» en la rue Charonne, en sus terrazas. Y todos sintieron el dolor. El de la pérdida. El calvario abrasador que dejaban las balas al atravesar la piel. El pánico de la huida, en la que tanto se dejaba atrás por escapar. Todos eran la capital del Sena, el corazón de Francia, y así lo demostraron con #JesuisParis.

Y aunque la irrupción de estas aplicaciones distorsiona la forma de entender muchas cosas, hay otras que se mantienen inmutables. «Lo que no ha cambiado son los flujos informativos», matiza Moral. «Los Social Media han afectado al volumen y rapidez de información y a la conexión emocional del resto del mundo con la catástrofe o atentado, pero los flujos de información no cambian . Quizás hasta se han acentuado», comenta a ABC.

#BringBackOurGirls y el efecto boomerang

En ocasiones, Internet y las posibilidades que ofrece la tecnología crean una ilusión. Internet transmite una sensación de globalización que no es tan real como se cree. Por mucho que desde las redes sociales la gente reivindique atentados como Beirut, en El Congo llevan años sumidos en una guerra civil con decenas de miles de muertos y el impacto en redes sociales es mínimo . «Es un fenómeno que los psicólogos llaman la jerarquía de la muerte», aclara Aldea. Iniciativas como la 'etiqueta reivindicativa' #BringBackOurGirls tampoco adquirieron relevancia hasta que el coloso les prestó atención.

Este hashtag cruzó el charco y llegó a Estados Unidos, 'la tierra prometida' y cumplió su sueño de que el mundo le prestase atención. Se forjó nueve días después del secuestro de 200 niñas en Nigeria, cuando la exministra de Educación Oby Ezekwesilila pronunció esas mismas palabras en su discurso. El abogado nigeriano Ibrahim Abdula y otros asistentes a ese acto añadieron la almohadilla (#).

Pero no fue hasta que la Primera Dama, Michelle Obama , compartió en Twitter una fotografía suya sosteniendo el cartel con el hashtag -en una campaña a la que se sumarían Hillary Clinton, Amnistía Internacional y otras personalidades y organismos influyentes-, el fenómeno no se viralizó. Nadie mostraba antes su interés. A partir de entonces fluyó por la Red, y todo el mundo quería traer a las pequeñas de vuelta. Todos eran Nigeria.

Las redes sociales provocan un 'efecto boomerang' en la información : los usuarios intentan destacar su mensaje, alejándose de la corriente 'mainstream', de lo que casi todo el mundo dice. «Lo lógico, pese a las críticas, es que tanto los medios como las redes le den más importancia a los ataques de la capital francesa que a los de Ankara o Beirut porque con Francia compartimos más que con Turquía, murieron españoles y son un país vecino », sostiene el Moral.

« La actividad en Twitter y, sobre todo, en Facebook, se dispara cuando la actualidad nos ataca allí donde más cercanía sentimos . Viraliza mucho más los atentados en París que el que Daesh realizó en Beirut», reflexiona Bergareche. Pero nada ni siquiera esos algoritmos son precisos. «Fenómenos como el de Kony, referido a una milicia asesina de Uganda, muestran que ese sesgo geográfico no es matemático».

Y no es que la sociedad, protegida tras la pantalla, sea más reivindicativa ahora que tienen un altavoz con el que llegar a todo el mundo. Se ha vuelto «más irreflexiva». Se ha convertido en un amplificador emocional «que canaliza nuestro deseo de involucrarnos en lo sucedido», explica Moral. Para Mauro Fuentes, la clave radica en que «ahora se puede ser crítico y tener audiencia . Es solo un cambio en el modelo de comunicación, las conversaciones ya no se quedan en casa, en la oficina, en los bares; son abiertas». El Social Media de Ogilvy sostiene que «las redes sociales son un arma de sofá» pues es sencillo incendiar la Red «o sumarse a una causa lanzando proclamas desde la comodidad de nuestro hogar. Pero también es cierto que la suma de todos es beneficiosa para demostrar los valores humanos que a todos nos gusta liderar».

Neutralizar a Estado Islámico, desde dentro

Por eso considera necesario comprender esta nueva forma de comunicación, para poder combatir desde dentro y con sus mismas armas, por ejemplo, al grupo terrorista Estado Islámico, que además de la estrategia del miedo que extiende en Occidente en nombre de un «Alá» que los musulmanes no reconocen, cultiva su perfil digital y es muy activo en redes sociales. « Por desgracia son muy buenos comunicando , por eso, sabiendo lo que hay, redes como Anonymous han declarado la guerra al grupo yihadista » y actúan en el mismo medio, entendiéndolo, para «ser capaces de neutralizarles», admite.

El Daesh utiliza estas herramientas para hacer propaganda, reclutar o darse publicidad. «La Transformación Digital les está llevando al éxito. Son una gran multinacional del terrorismo , de una rama del islamismo: el yihadismo», explica Moral. Pero, según el experto, su estructura la firmaría el propio creador de Amazon, Jeff Bezos, con el lema de 'la regla de las dos pizzas' -en una reunión no puede haber más gente que la necesaria para comerse dos pizzas (8 personas máximo) para que sea eficaz-. Cuenta a ABC que tanto EI como otros grupos terroristas funcionan como células pequeñas, operativas y con autonomía para llevar a cabo proyectos. Usan las tecnologías para supervisar y conectarse sin que sean detectados (evitando el espionaje ). «Hacen propaganda y utilizan el Growth Hacking Marketing para atraer adeptos y tener más repercusión. Y vídeos que llegan a ser virales, como el de ' ISIS obliga a niños a ejecutar 25 soldados en Palmira '», sostiene Moral.

Para el experto, la estrategia usada por el grupo terroristas está siendo eficaz. «Lo peculiar es que en lugar de utilizar herramientas más sofisticadas de la 'dark web', como la red Tor, pero que requieren más conocimiento informático, emplean elementos típicos de adolescentes, porque en realidad casi todos lo son. Esa forma de pensar es muy 'millenial' ». Estos terroristas son nativos digitales, conocedores de un entorno que no dominan con tanta «profundidad ni los políticos ni muchos altos responsables que por edad, no terminan de moverse con fluidez en este terreno».

« Si el terrorismo recurre a internet para intimidar a sus víctimas , el mundo libre utiliza el mismo medio para que su respuesta -alta y clara- le llegue de vuelta», colgó el pasado fin de semana Anne Hidalgo, alcaldesa de París, en su cuenta.

Las redes sociales se han constituido como «armas de sofá» modernas. Antes se votaba cada cuatro años. «Esa y alguna otra manifestación eran todo el 'feedback' que un gobierno tenía de la sociedad», cuenta a ABC Aldea. Pero ahora, si un líder político acude a la televisión, puede comprobar al poco tiempo lo que se dice en la Red, y esto cambia el escenario para siempre, afirma la también Social Media Manager de Wise Conversion . «Democratiza la información, es muy difícil evitar que algo salga a la luz. "El poder" puede controlar algunos canales, pero no a las personas », explica la responsable de Social Media de RedLines. Y como artefacto contemporáneo, depende de cada uno el uso que decida darles.

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