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Julia Timoshenko sale de la cárcel, aclamada por las multitudes

Los manifestantes del Maidan se convierten en los únicos dueños de Kiev en una atmósfera de euforia, caos, revolución y vacío de poder

Julia Timoshenko sale de la cárcel, aclamada por las multitudes reuters

rafael m. mañueco

El acuerdo alcanzado el viernes para poner fin a la crisis en Ucrania entre el presidente Víctor Yanukóvich y la oposición se ha convertido en papel mojado en menos de 24 horas. Las fuerzas de seguridad se han retirado del centro de Kiev y la iniciativa ha pasado a manos de los manifestantes, que se han hecho con el control total de la ciudad. Ante esta revolución en marcha, Yanukóvich huyó de la ciudad para refugiarse en Járkov, principal ciudad de la zona prorrusa de Ucrania. Tras su salida, el presidente fue después destituido por la Rada Suprema (Parlamento), que ha convocado comicios presidenciales el 25 de mayo. Unas elecciones «en caliente» para no perder el fervor revolucionario a la hora de acudir a las urnas.

El jefe del Estado, sin embargo, afirma que él sigue siendo el presidente legítimo. Surge así una situación de dualidad en el poder similar a la que en Rusia estuvo cerca de provocar una guerra civil en octubre de 1993, cuando el entonces presidente Borís Yeltsin bombardeó el edificio del Parlamento ruso.

En ese clima de euforia, era liberada de su reclusión la ex primera ministra, Julia Timoshenko, quien voló inmediatamente a la capital para darse un baño de masas. La «dama naranja» llegó al Maidan en silla de ruedas –por la hernia discal que sufre– y, entre lágrimas, se dirigió a la multitud para saludarles como los héroes que han cambiado el destino de Ucrania: «Sois unos héroes, sois los mejores», exclamó con voz tomada por la emoción ante un panorama de cenizas y escombros, el paisaje después de la batalla. «Esta es otra Ucrania, la Ucrania de los hombres libres», afirmó.

Timoshenko, que cumplía una condena de siete años de prisión por supuesto «abuso de poder», abandonó la clínica de Járkov en donde estaba recluida para ser tratada de su hernia discal. Al llegar al aeropuerto, la ex jefa del Gobierno, saludó la nueva era: «Ha caído la dictadura y ha sido no gracias a los políticos ni a los diplomáticos, sino gracias a la gente que salió en defensa de sí misma, de sus familias y del país».

El desquite

La «dama naranja» fue recibida en el Maidan como la heroína de la revolución por decenas de miles de personas. Bien puede afirmarse ahora que este ha sido su desquite. En 2010 perdió las presidenciales ante Yanukóvich por un escaso margen de votos. Después fue destituida al frente del Gobierno y acusada de ese supupesto «abuso de poder», delito que la llevó a la cárcel pero que ya no figura en el Código Penal tras las modificaciones hechas el viernes por los diputados.

Mientras Timoshenko era aclamada en el Maidan, Yanukóvich se lamía las heridas en su feudo de Járkov. El presidente había abandonado Kiev en avión con destino desconocido. Más tarde, se supo que estaba en Járkov. Aunque el nuevo presidente del Parlamento, Alexánder Turchínov, aseguró que había intentado marchar a Rusia. Mientras, la Rada se reunía y tomaba el control de la situación adoptando toda una nueva batería de medidas que modifican sustancialmente el panorama político del país. Ahora mismo parece muy difícil la vuelta del partido prorruso al poder. Pero este es una realidad política ineluctable con la que habrá que contar en el futuro. En todo caso, decenas de diputados de la organización de Yanukóvich se apresuraron ayer a abandonar el partido para acomodarse a la nueva situación.

Fuera de los muros del hemiciclo, la ciudad había quedado vacía de policías. Manifestantes y transeúntes paseaban clamando victoria por calles que hasta el viernes era una zona cerrada, acotada por los impresionantes cordones formados por los agentes antidisturbios.

La Policía se retira

Tras el pacto que obligaba a Yanukóvich a formar un Gobierno de unidad nacional, la Policía dejó de custodiar las sedes de la Presidencia, del Gobierno, del Parlamento y de la residencia presidencial de Mezhigorie , en las afueras de la ciudad. Para evitar saqueos, la vigilancia de todos esos edificios oficiales fue asumida por los grupos de autodefensa del Maidan.

Lo primero que hicieron los parlamentarios fue sustituir al hasta ahora presidente de la Rada, Vladímir Ribak, por Alexánder Turchínov, el que fuera mano derecha de Timoshenko y que, como ésta, pertenece a la formación Batkívshina (Patria), la principal fuerza de la oposición. En ausencia del presidente, la Cámara adoptó una resolución por la que asume provisionalmente la coordinación del actual Gabinete en funciones hasta la formación de un nuevo Gobierno.

El ministro de Interior, Vitali Zajarchenko, a quien se acusa de haber dado la orden a francotiradores de la Policía de disparar contra los manifestantes, ha sido sustituido por el diputado opositor, Arsén Avákov. Por su parte el general Vladímir Zamana, apartado de su cargo el miércoles por desobedecer a Yanukóvich, ocupará la cartera de Defensa.

Todos estos cambios fueron posibles gracias a que unos 41 diputados del grupo liderado por Yanukóvich, el Partido de las Regiones, se han pasado a la oposición. Por ejemplo, la votación para acabar con el mandato de Yanukóvich tuvo 328 diputados a favor sobre 450 que tiene la Cámara. La mayoría de los demás legisladores antes cercanos a Yanukóvich no asistieron a la sesión. La moción ordenando sacar de la cárcel a la «dama naranja» obtuvo 322 votos a favor.

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