La Asamblea Nacional culminará el relevo de poder en China
Las crecientes desigualdades sociales y la corrupción son los principales retos a los que se enfrenta el nuevo presidente de China, Xi Jinping

Tras ser nombrado secretario general del Partido Comunista en el Congreso celebrado el pasado mes de noviembre, Xi Jinping relevará al presidente de China, Hu Jintao, al término de la Asamblea Nacional Popular, que comienza hoy en Pekín. Con alrededor de 3.000 diputados, la mayoría pertenecientes al Partido Comunista, dicha Asamblea se celebra sólo una vez al año y, al ser el Parlamento orgánico del autoritario régimen chino, ratificará sin sorpresas este relevo en la cúpula de poder.
Reunidos en el Gran Palacio del Pueblo, un imponente edificio de estilo soviético enclavado junto a la Ciudad Prohibida y el mausoleo de Mao en plena plaza de Tiananmen, los diputados designarán también a Li Keqiang como sucesor del primer ministro Wen Jiabao, encargado hasta ahora de la dirección económica del país. Además, nombrarán a nuevos ministros del Gobierno y a los presidentes de la propia Asamblea y del Tribunal Supremo.
A pesar de la apariencia democrática de sus votaciones, todos los cargos han sido ya previamente acordados por las distintas facciones que componen el Partido Comunista, que limita la presidencia de la República Popular a dos mandatos de cinco años. El pasado jueves, los 200 miembros de su Comité Central elaboraron una lista con posibles candidatos para ser elegidos por los diputados. Esta falta de libertad no impide que la reunión anual de la Asamblea Nacional sea la cita política más importante del calendario chino, ya que el primer ministro saliente pronuncia un discurso sobre el Estado de la Nación en el que analiza la labor del Gobierno y establece los objetivos e inversiones para 2013.
Un año más, vuelven a estar sobre la mesa los mismos problemas de siempre: las crecientes desigualdades sociales que ha traído el extraordinario crecimiento económico de las últimas décadas, la corrupción rampante, la falta de libertades, la abolición o reforma de los campos de reeducación mediante el trabajo y la contaminación, que desde principios de año ha sumido a Pekín y a la industrializada costa en una espesa niebla que ha nublado el cielo e impide que se vea el sol.
«Xi Jinping se enfrenta a muchos problemas domésticos, pero no económicos por la desigual distribución de la riqueza, sino por la proliferación de la corrupción, que le obligará a endurecer la disciplina del Partido», analiza para ABC el profesor Lai I-Chung, director de Estudios Políticos Extranjeros del Taiwán Thinktank. A nivel internacional, intuye que abandonará «el perfil bajo que hasta ahora había mantenido Hu Jintao porque cree en la fortaleza de la diplomacia para realzar el papel de China».
Fortuna de 300 millones de euros
Aunque Bloomberg calcula su fortuna familiar en más de 300 millones de euros, Xi Jinping ha insistido en la austeridad y la rectitud para acabar con la corrupción que corroe al régimen chino. «Sólo si nuestras aptitudes se fortalecen, podremos alcanzar el objetivo de los dos siglos y el sueño del rejuvenecimiento del pueblo chino», advirtió en un reciente discurso refiriéndose al centenario de la creación del Partido Comunista, que se conmemora dentro de diez años, y de la fundación de la República Popular en 2049. Para ello, citó aforismos de filósofos confucianos y recomendó «estudiar la tradición cultural china» con el fin de «no ahorrar esfuerzos en el ejercicio de nuestras obligaciones hasta el fin de nuestros días, haciendo lo que sea para servir al país incluso al coste de nuestra propia vida».
A pesar de sus palabras, esta transición se ha visto enturbiada por el peor escándalo de corrupción que ha sacudido al régimen chino durante las últimas décadas. Revelando la lucha de poder entre sus distintas familias, el popular secretario del Partido en la megalópolis sureña de Chongqing, Bo Xilai, fue defenestrado hace un año y sigue en la cárcel después de que su esposa, Gu Kailai, fuera condenada a muerte en agosto por envenenar a Neil Heywood, el socio británico que les estaba ayudando a evadir su fortuna. La sentencia a su mujer fue finalmente suspendida, pero la lucha de poder no concluirá hasta que sea juzgado Bo Xilai, quien tenía poderosos aliados en la camarilla del expresidente Jiang Zemin y desafió la autoridad de Hu Jintao. Ahora, su sucesor tendrá que cerrar el caso.
Con gran experiencia internacional, Xi Jinping habla inglés perfectamente y ha viajado por numerosos países en su condición de vicepresidente. Casado en segundas nupcias con la famosa cantante Peng Liyuan, con la que tiene una hija que estudia en Harvard bajo un nombre falso, releva a Hu Jintao para dirigir la nación más poblada del planeta durante la próxima década. Su nombramiento no sólo afecta a sus 1.350 millones de compatriotas, sino al resto de este mundo globalizado, que está cambiando por el auge de China.
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