La olvidada Comisión de la Armada que rescató 123 buques hundidos

«Durante el final de la guerra y en la posguerra había una necesidad muy grande de buques, porque la Marina, tanto mercante como de guerra, había quedado muy deteriorada», explica el coronel Alfredo González Molina, jefe del Área de Patrimonio Arqueológico Subacuático del Instituto de Historia y Cultura Naval, mientras muestra un ejemplar de esta memoria que se conserva en la Biblioteca del Museo Naval. En los principales puertos españoles yacían muchos buques hundidos o semihundidos en la contienda que, además, entorpecían e impedían los atraques. Su recuperación se convirtió en una necesidad.

«La Comisión se dedicó a reflotar una gran cantidad de buques, que se volvieron a poner en funcionamiento. Fue un trabajo realmente destacado en la época, que hoy es muy desconocido», relata González Molina.

El 'Císcar' fue el primero en salir a flote para reforzar la escuadra del bando nacional, antes incluso de que se creara oficialmente la Comisión de Salvamento. Su rescate se realizó con exiguos medios, dadas las circunstancias bélicas. Inyectaron aire comprimido en el buque para levantarlo ligeramente del fondo y lo trasladaron horizontalmente después hasta una cama de sacos de arena, lejos del muelle para que no se dañara al ser volteado. Allí se enderezó y se procedió a su achique para asegurar su estanqueidad. En marzo de 1938, el destructor volvió a estar a flote y fue remolcado a Ferrol, donde fue reparado y volvió a dar servicio dos décadas más, hasta 1957.

El éxito de este rescate rompió ese «ambiente completamente desfavorable y escéptico» que dijo encontrarse el ingeniero de la Armada Luis Santomá Casamayor cuando se puso al frente de estos primeros trabajos de salvamento, debido a los fracasados intentos de rescate del transporte de guerra 'General Valdés' en el arsenal de La Carraca en 1921 o del acorazado España junto a Melilla en 1924.

Con la experiencia adquirida en el 'Císcar' se acometió la recuperación de otros «buques tumbados», como el 'Sotón' o el 'Cabo Tres Forcas'. El marinero reservista Alejandro Anca Alamillo señala en un artículo biográfico sobre Santomá, publicado en la Revista de Defensa con motivo del 250 aniversario del cuerpo de Ingenieros de la Armada, que a medida que el bando nacional fue controlando el litoral de levante, se organizaron varios equipos de salvamento ad hoc que consiguieron reflotar unos 26 buques.

En febrero de 1939 se creó oficialmente la Comisión de la Armada para Salvamento de Buques, que se encargó de todos los rescates o desguaces de buques siniestrados que impidieran la navegación. Dirigida por Santomá, Anca Alamillo cuenta que realizó un primer inventario de 132 barcos (100 de ellos nacionales y 32 extranjeros), solicitó flotadores y grúas a la superioridad y tras buscar «bajo las piedras» buzos capacitados para bajar a los 40 metros, logró reclutar a 25, la mayoría civiles.

A 31 de diciembre de 1940 la Comisión había salvado un total de 95 buques, según consta en la memoria, y quedaban otros 18 por rescatar, diez de ellos en puerto y ocho con problemático salvamento fuera de puerto. Otros 23 se consideraban insalvables.

Hasta su disolución, en 1955, esta Comisión devolvió al tráfico marítimo un total de 123 buques y extendió su labor incluso fuera de aguas peninsulares, rescatando, por ejemplo, varios pesqueros españoles varados en las playas próximas a Orán.