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ESPECIAL UNIVERSIDADES

«Las reformas educativas necesitan algo más que la palabrería de los políticos»

El director de Educación de la OCDE, Andreas Schleicher, cree que ante un mundo en constante cambio las universidades reaccionan en muchas ocasiones con lentitud

Maribel Núñez

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—Algunos estudios señalan que muchas de las actuales carreras universitarias no se adecúan a las necesidades reales de las empresas. ¿Comparte esta opinión?

—Desde luego. El mundo no para de cambiar y las universidades son lentas y tienen sistemas de gestión muy conservadores. Y cuando la velocidad va realmente muy rápido, ser muy lento en adaptarse a los cambios supone que pierdes relevancia rápidamente. Esta es la razón por la que tenemos este cóctel tóxico de graduados universitarios que tienen dificultades para encontrar un empleo, mientras que las empresas aseguran que no encuentran trabajadores con la capacitación que necesitan. Pero sería un error miope reducir el papel de las universidades solo a producir capacidades para las compañías de ahora. Las universidades están ahí para transmitir el significado del pasado y preparar a los jóvenes para su futuro, no para nuestro presente. Si tuviera que opinar sugeriría que cada joven haga dos licenciaturas: una de la que poder vivir y otra para sus pasiones, sus sueños y para prepararse para nuestra próxima sociedad.

«Estamos trabajando para ampliar el abanico de conocimientos y capacidades en el análisis de PISA, para que progrese»

—¿Cree que las universidades preparan a los estudiantes para el mundo actual, mucho más tecnológico que antes?

—Hay de todo. Hay algunas universidades más abiertas, orientadas e interconectadas que los sistemas de educación públicos, pero otras tienen todavía un largo camino por recorrer.

—Usted es el creador del popular test de PISA que mide la calidad educativa de los países y que ha recibido numerosas críticas. ¿Sigue defendiendo su método, haría algún cambio?

—La gente se queja así. En cada examen de PISA tenemos más países que se unen para aprender con y de otros países y PISA les proporciona la plataforma para ello. No se trata de copiar y pegar soluciones de otros países, sino de mirar de manera seria y desapasionada las buenas prácticas en nuestro propio país y lo que se hace fuera para llegar al conocimiento de qué trabajos y en qué contextos funcionan y aplicarlos así de manera consciente. De hecho, un esfuerzo consistente de mirar hacia fuera e incorporar los resultados de lo que se ha aprendido a la política y las prácticas es el común denominador de los países que sacan los mejores resultados. Hay que contrastar esta actitud de mirar hacia fuera con la de esas otras personas que prefieren sembrar dudas sobre PISA cuando los resultados demuestran que su sistema educativo ha sacado mala nota, y además consideran que es humillante hacer comparaciones con lo que ha sucedido en otros países. Este asunto es una pieza fundamental entre los países que hacen progresos en educación y los que no. Esta distinción se hace también entre los sistemas educativos que se sienten amenazados por otros métodos alternativos de pensar y los que están abiertos al mundo y preparados para aprender de y con los líderes de la educación en el mundo.

Pero, dicho lo anterior, hay algunos aspectos en los que PISA necesita desarrollarse. Hay algunas críticas en el sentido de que nuestro test solo analiza un número limitado de resultados educativos, y por eso estamos trabajando duro para ampliar el abanico de conocimientos y capacidades, para que PISA progrese. La evaluación de 2012 de PISA sobre capacidades creativas para resolver problemas, la evaluación de 2015 sobre capacidades para resolver problemas en grupo y, finalmente, el informe de este año sobre competencias globales son buenos ejemplos de los progresos que hacemos. Además PISA está persiguiendo arrojar resultados más abiertos y más locales. Como conclusión diría que PISA ha empezado a desarrollar unos instrumentos de fuente abierta que las escuelas pueden utilizar para desarrollar sus propias calificaciones PISA. Este nuevo test basado en la metodología de PISA para las escuelas proporciona comparaciones con otras escuelas en el mundo, algunas de ellas muy parecidas y otras muy diferentes.

—¿Diría que la educación es casi siempre una cuestión de dinero, en el sentido de que mejora cuantos más fondos tiene una escuela o una universidad?

—El dinero importa mucho pero hasta cierto punto. La mayoría de los países de la OCDE están bastante más allá del punto en el que el dinero es el principal factor del éxito de la educación. Necesitamos pensar seriamente sobre la manera de mejorar la calidad de la enseñanza, y en la manera de atraer a los profesores con más talento a las escuelas y universidades más exigentes.

«El mundo no para de cambiar y las universidades son lentas y tienen sistemas de gestión muy conservadores»

—¿Qué decisiones tomaría si fuera ministro de Educación en España?

—La tarea fundamental es lograr un amplio consenso sobre una reforma educativa que incluya a los profesores. Esa sería sin duda la tarea más importante y la prioridad que yo acometería. Hacer consultas de manera regular ayuda a crear confianza y a aumentar el conocimiento de las preocupaciones de los otros, lo que crea un clima de compromiso. Cuando los políticos se convierten en administradores de la desconfianza, y cuando aferrarse a una posición es más importante que usar el sentido común perdemos la capacidad de cambiar y desarrollar ideas sobre la base del diálogo. Donde los profesores no son incluidos de manera natural en el diseño de las refomas es improbable que ayuden a su implementación. Este asunto necesita algo más que palabrería. En algunos países la gente habla de manera condescendiente sobre la falta de capacidad de los profesores, pero el mayor problema es que los políticos a menudo no tienen demasiada capacidad y experiencia, que por otra parte está adormecida entre los profesores, porque todos sus esfuerzos se centran en seguir las instrucciones de los diferentes gobiernos dentro de sus clases más que en desarrollar las mejores prácticas desde las clases al sistema educativo. Hemos aprendido mucho de las dinámicas relacionadas con nuestras revisiones de evaluaciones y prácticas de evaluación.

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